martes, 24 de enero de 2017

Gracias

Felicidad es entrar en la página y ver que has superado las cien entradas y decidirte a quitar el contador público. Ver que la entrada de ayer tuvo más entradas que la que tenía el record. Que te siguen desde Estados Unidos y una semana más tarde desde Argentina o Bélgica. Son pequeños logros que te animan a escribir cada día.
Pero cuando te dan ganas de ponerte con calcetines frente a la chimenea es el día que observas que no has podido escribir y el número de entradas sigue subiendo. Pero ese es el momento en que coges el ordenador y empiezas a buscar y esperas que la musa te pille trabajando como dice Elisabeth Gilbert, la escritora de Come, reza, ama.
Creo que son estas cosas las que me ayudan a sonreír con el hígado. Gilbert habla del cambio. La protagonista deja su entorno rutinario, dependiente e insatisfactorio. Se sumerge en Italia dejándose llevar por los sonidos, los sabores, los sentimientos... Luego busca la espiritualidad en la India con muchas dificultades para vaciarse de las ideas preconcebidas. Cuando parece que ha conseguido el equilibrio vuelve a entrar en una relación amorosa y siente miedo de volver al principio.  Sonreír con el hígado es sonreír desde dentro, no solo con la cara y se consigue disfrutando de todo lo que te ofrece la vida al tiempo que  buscas tu centro espiritual, sin importar qué sentimientos puedan desequilibrar esta cruzada por la paz interior.
Y no te olvides de agradecer.

lunes, 23 de enero de 2017

El maldito paradigma educativo "No le hagas caso"

Durante generaciones hemos quitado hierro a las peleas de nuestros hijos con la tan consabida frase "no le hagas caso". ¿Nos hemos equivocado? Posiblemente no, es una forma de evitar que el herido dé más importancia a la afrenta pero es como si le dijéramos a nuestros hijos que le pegaran una bofetada al otro.
El ser humano, y esta frase me encanta, se nutre de su relación con los demás. Al decirle a un niño no le hagas caso estamos 'agrediendo' al otro. ¿Cómo?
Hay ahora un término muy de moda, no tan fuerte como el moving pero con unas connotaciones bastante similares. ¿Alguna vez os habéis sentido ninguneados? Si, ningunear, viene a ser algo así como ignorar, pero de forma mal intencionada, con una carga de menosprecio que esconde rencor, una afrenta mal gestionada.
Nuestras emociones nos dan muchos quebraderos de cabeza y las gestionamos tan incorrectamente que cuando alguien nos lastima, en vez de decirle, me siento mal porque cuando dijiste esto yo interpreté esto, ¿era eso lo que querías decir? En el peor de los casos la respuesta será sí, la ofensa continuará y el silencio expreso manifestado hacia esa persona tendrá una razón de ser. Pero ningunear es hacerle caso a tu madre, como si fueras un niño chico y no hacer caso. Ese no hacer caso implica ignorar cualquier aportación de la otra persona al grupo, minusvalorar sus logros, e invitar a los demás a hacer lo mismo. Dentro de diez o veinte años entras en un lugar de trabajo y alguien te pregunta ¿Por qué nadie hace caso de lo que dice fulanito? y la respuesta es 'no lo sé'. Maldito paradigma.
Así que la próxima vez que alguien sugiera algo positivo y nadie lo tenga en cuenta, si el ninguneador no da su bendición, empieza a cambiar el 'no le hagas caso' por vamos a averiguar por qué se ha comportado así, pero se lo preguntas tú, cariño'-Tú de observador/a. Estás enseñando a tu hijo que cuenta con tu apoyo y creando la  seguridad que un ninguneador nunca tendrá.

jueves, 19 de enero de 2017

Ayer pudo ser... HOY HA SIDO.

Feliz festivo extraordinario. Es el día de la nieve. Hay que abrigarse y salir a jugar y a tirarse bolas. Luego entras en casa y ya está la estufa y el tendedor preparado para empezar a quitarse todo lo que está mojado y tomar un desayuno en familia que si es posible dure hasta la merienda. Creo que hoy pasamos del Brunch (breakfast+ lunch) al Teadinner. En medio: videos, música en vivo, y una siesta matutina al amor del fuego.
 
Está bien romper la rutina pero no sé si mi salud aguantaría tanto relax. Ahora puedo empezar a entender esa necesidad de llenar la vida de pequeñas cosas. Son las once pero parecen las 6 de la tarde. Esta nocturnidad continua  imprime ritmos diferentes.
 
Voy a coger el libro de Thomas Hardy Tess of the Ubervilles porque me apetece leer en inglés. Creo que necesito ralentizar alguno de mis procesos vitales y la lectura puede ser uno de ellos, en castellano devoro pero en inglés elaboro. Si deja de llover saldremos a jugar otro ratito, si no podemos sacar el Conecta Cuatro.
 
Qué tal un poco de Yoga Kundalini. Os dejo un video en el que no tenéis que buscar mucho espacio. Masajeáis huesos y órganos internos. Claro que también podríais releer algún post. Disfrutad del festivo extraordinario con una tarde hyggelig.😉

miércoles, 18 de enero de 2017

Hoy podría ser un festivo extraordinario.

Hoy hace un día para quedarse en casa. Nieva. En Noruega eso puede ser un fastidio, aquí de por sí es una fiesta. Cuando estábamos esta mañana en clase y ha empezado a nevar ha sido muy difícil volver a conquistar la atención de los alumnos. Pero quién puede resistirse a la belleza de un manto de nieve pidiendo a gritos que lo pisen.
Ahora empieza a anochecer. Las estufas calientan la casa. La chimenea está cargada de leña y apetece algo caliente y sentarse cerca a leer, escribir, hacer música o los deberes... lo de la cenología de IKEA lo dejamos para un universo paralelo.
Se oyen toses de fondo y hay algo de resfriado en el ambiente, mientras esperamos que vuelva a nevar, reflexionamos.
Si nieva una vez cada X años, si es algo tan extraordinario, no puede declararse festivo. Todos los descansos que ofrecen los empresarios son necesarios, pero tal vez el estado podría ofrecer festivos extraordinarios para que hubiese una conciliación familiar que premiara todas esas veces que te llevas el trabajo a casa o que no puedes ir al cine porque tu hijo tiene demasiados deberes para el día siguiente.
 
 


lunes, 16 de enero de 2017

Envidiar el ikigai ajeno.


El otro día después de leer la forma de conseguir el ikigai, alguien me preguntó que qué pasaba con las personas que envidian tu ikigai y tratan de quitártelo haciéndose con tu puesto de trabajo o quitándote a tu pareja.

La envidia no está clara en occidente, porque no separamos con claridad la dimensión sentimental de la mental. Definimos la envidia como aquel sentimiento o estado mental en el cual existe dolor o desdicha por no poseer uno mismo lo que tiene el otro, sea en bienes, cualidades superiores u otra clase de cosas tangibles e intangibles.

Como sentimiento, es dinámico, porque motiva la acción, y por tanto positivo. La acción que del sentimiento se deriva puede ser positiva si no causa mal y negativa si pretende el mal ajeno. Pero inútil si trata de conquistar el sentido de la vida de cualquier otro ser humano, porque es intransferible.

Debería analizar si dentro de sus asociaciones lo que 'ama' es hacer daño a los demás o quedarse con lo de los demás'. Si eso es lo que le ayuda a conseguir su ikigai, mejor tomar distancias o protegernos. No es tan raro, muchos poderosos han conseguido hacer de sí mismos su mundo y su misión está centrada en su egolatría. Pero tenemos que recordar que el ikigai tiene que ver con el sentido de la vida, no con la ética.
Por otro lado, sólo me cabe pensar en la envidia  como un estado mental si se trata de una envidia enfermiza, en ese caso, como ya decía en el primer post, si no hay atención es difícil poder contestar a las asociaciones simples, mucho menos hacer la compleja. Una persona distraída, no está interesada en su ikigai ni en el de los demás, sino en conseguir volver a centrar la atención, y es una cuestión médica más que filosófica.

En definitiva, el ikigai es intransferible, y cualquier intento de engañar a las asociaciones un autoengaño. Mucha gente vive sin un sentido, o esperanza  en algún momento de su vida, o incluso permanentemente. Pero lo que interesa es transmitir que la búsqueda interior para la transformación exterior es una buena experiencia en si misma y no un fin.

sábado, 14 de enero de 2017

Cambiamos las reglas para seguir viviendo

Una de las cosas que más me gustó de Copenhague fue la bicicleta. Delante de cada puerta, casa, estación... viejas, nuevas, abandonadas, customizadas. Hay algunas en las que el hygge del propietario invade las calles. Desde que llegamos al hotel le eché el ojo a una del mismo color que mi equipo azul, y me vi subida en ella antes de acabar el viaje. Así que el último día después de asegurarnos de que no cometíamos ninguna infracción y familiarizarnos con la señalización alquilamos primero una, luego dos más y finalmente una para cada uno.

Por desgracia me caí y me hice bastante daño, pero como soy muy obstinada y no estaba dispuesta a fastidiarle a nadie la excursión, me volví a subir y seguí pedaleando hasta la fortaleza que hay cerca de la Sirenita y de allí de nuevo al hotel. Para entonces el dolor era algo más que insoportable y la pierna tenía un volumen excesivo. Antiinflamatorio y al aeropuerto.

Al llegar a casa y ponerme ropa cómoda me llamaron la atención sobre el derrame que tenía detrás de la rodilla, el desgarro debía ser de cuidado. Si vuelvo a subirme en una bici que tenga carrito detrás con algo más de estabilidad.
No, no he renunciado. En la vida no se puede renunciar a nada, hay que cambiar las condiciones, pero se tiene que seguir jugando. El médico me prohibió subir escaleras y rampas pero sigo subiendo escaleras en el trabajo, unos días con mejor ánimo que otros y vivo en un pueblo que no es plano, pero siempre es posible buscar caminos menos duros. Un día volveré a subir en bici y tal vez en algún momento me anime a pasar las horas que requiere un viaje a Japón. 

De momento, fuera han bajado las temperaturas, en la chimenea arde el fuego, hay una taza de té y sí, hoy ha sido un día hyggelig.

miércoles, 11 de enero de 2017

Las comparaciones son odiosas

¿Te podrías imaginar que hubiese un Ministerio de la Felicidad? Dinamarca se acerca. He alucinado cuando  he sabido de la existencia de un  instituto para la Búsqueda de la Felicidad de Copenhague,  dirigido por Meik Wiking.

 Es extremadamente cierto que el dinero no da la felicidad, pero ayuda a conseguirla. Lo que no ayuda es ver que aunque tu ganes algo más de lo necesario el otro gana más que tú. Comparar y no salir beneficiado es causa de infelicidad. Por otra parte, las redes sociales donde se muestran los viaje, éxitos y momentos happy de la gente tampoco contribuye mucho ha mejorar cómo nos sentimos. Y eso que no tienen ni corrupción política, paro o dificultad para conciliar la vida familiar y laboral, lo que da fundamento al tan manoseado "Spain is different", porque esto no influye en nuestra felicidad.

Llegados a este punto, y a pesar de la capacidad del danés medio de confeccionar su hygge día a día, existe un elevado número de suicidios, ¿Por qué? Wiking dice que la necesidad de ser felices y no poder conseguir ser tan feliz como los demás, ejerce una presión insoportable. Así que podemos concluir diciendo que la confianza da la felicidad pero la comparación no.



martes, 10 de enero de 2017

La seguridad da felicidad... pero es tan insegura.

Hay gente que se implica y me encanta la carta de este profe que no teme lanzar un cubo de realidad a sus alumnos desde la plataforma que ellos más utilizan, en estos momentos, porque el cambio que se está produciendo es vertiginosos y puede llegar a marear, pero hay verdades que trascienden cualquier cambio, y es que las normas que rigen la vida fueron, son y serán aleatorias.

La adolescencia es una época muy complicada donde la autoaceptación depende en gran medida de la aceptación de los demás, la inseguridad es física y psíquica, se es consciente de las dificultades del entorno y es difícil alejarse del camino 'fácil' a menos que acaricies un sueño futuro e incierto.

Aunque nosotros nos recordemos, en perspectiva, de otra forma, lo cierto es que la adolescencia no ha cambiado, ha cambiado el entorno. Hay más inseguridad ciudadana y más sobreprotección y una madurez más tardía. Hay elementos tecnológicos que no satisfacen necesidades, sino que las crean.

Los valores han cambiado. Han cambiado las relaciones entre padres e hijos, entre alumnos y profesores o entre jefes y empleados. Son las mismas que hace cuarenta años, o más, pero disfrazadas de falsa modernidad porque los paradigmas no se cambian de la noche a la mañana.
 
Poder confiar nos da felicidad, pero la realidad es incierta. No podemos basar la felicidad en la seguridad pero sí en el esfuerzo, porque independientemente del resultado, el trabajo bien hecho siempre es satisfactorio.

lunes, 9 de enero de 2017

Neomodernistas, X, milesianos, pronto acuñaremos generaciones antes de que nazcan.

Cuando estudiaba me explicaron que las corrientes artísticas se sucedían en el tiempo de lo clásico a lo barroco y vuelta a empezar. Los profesores que impartían clase en la universidad cuando yo estudiaba empezaron a ser denominados neomodernistas,  vestían americana y vaqueros y experimentaban con la libertad que les permitía la recién estrenada democracia.
 
Yo que creía que hacían falta 100 años para que una sociedad acuñara un movimiento artístico me vi etiquetada como la generación X aunque a mi siempre me ha gustado más denominarme JASP, (Joven aunque suficientemente preparada) y siendo polivalente, como exigían los patrones de la ISO, recién estrenada.
 
Pero no se es siempre joven, con lo cual tendré que aceptar que pertenezco a esa generación X, y no pienso que sea X porque no se sepa como llamarla sino porque apenas duró diez años, para ser demolida por nuestros sueños de ser como James Bond y hablarle a nuestra muñeca.
 
La generación que nos barrió nació sobre 1985, y Simon Sinek la denomina Milesianos. A mi me enseñaron que los milesianos eran los hijos de Mil, que nacidos en las costas íberas, conquistaron y poblaron Irlanda, allá donde se pierden las leyendas. Pero no, son los niños del Tamagochi que pasaron de relacionarse con sus rudimentarias mascotas a ser los más de las redes sociales.
 
Me ha llegado este vídeo que me gustaría compartir porque pone orden en el caos de nuevos paradigmas que todos apuntamos y no acabamos de concretar. Están subtitulados por  Diego Cardona. Dura 15 minutos, tomate tu hygge y disfruta como Sinek describe  a los 'milesianos' y alerta de los cambios que se están produciendo sin dramatizar. Os invito a verlo, no os dejará indiferente.

 
 

 
 

domingo, 8 de enero de 2017

Cómo encontrar nuestro 'ikigai'

En el post de ayer dejamos claro que es esencial en la vida buscar el ikigai y en el aire cómo lograrlo.
El ikigai está en la intersección de cuatro componentes fundamentales: pasión, vocación, profesión y misión.

Hay personas que sienten vocación o pasión por lo que hacen, pero es difícil encontrar alguien que sea capaz de poner en su día a día todo a la vez. Hay personas a las que les gusta su trabajo de fontanero pero siente pasión por la música y simplemente la pone de fondo para trabajar. Otra cosa es que sepa ver la trascendencia de su trabajo o sea capaz de proyectarse al margen de la pasión que ocupa parte importante de su tiempo de ocio, o que se esté preguntando continuamente que hubiese sido de él si se hubiese dedicado profesionalmente a la música. 

Aquí están las intersecciones simples que podemos ir cuestionándonos. Tal vez el resultado nos sorprenda o nos haga plantearnos que algo no va bien. En cualquier caso no hay que tener miedo. Preguntar es la base del conocimiento, aunque preguntarnos a nosotros mismo siempre dé mucho miedo.

Eso por lo que te pagan y en lo que eres bueno, es tu profesión
Eso en lo que eres bueno y que amas, es tu pasión
Eso que amas y que el mundo necesita, es tu misión
Eso que el mundo necesita y por lo que te pagan, es tu vocación
 

La búsqueda del Ikigai no está reservada a unos pocos ni es cuestión de suerte, se trata de la  actitud con la que cada cual se enfrenta a la vida.  Yo he completado las asociaciones en el plano profesional y creo que 'en lo que eres bueno' hay que ser humilde y preguntar a los demás, pero creo que estoy bastante cerca de mi Ikigai. Pero las personas tenemos muchas dimensiones, a parte de la profesional, además crecemos y cambiamos y el ikigai oscila y hay que volver a situarlo en su lugar correcto.
 
Hay quien prefiere quedarse en la zona de confort, en un trabajo estable que tal vez no le apasiona pero que le permite vivir con cierta tranquilidad. Hay quien se arriesga para conseguir que lo que le apasiona se convierta en su modo de vida. Los dos caminos son válidos siempre que se tenga presente que no es necesario hacer cambios materiales porque la mayor transformación tiene que partir de tu interior, no de lo externo.
 
Lo realmente revelador es que la  motivación y el significado de la vida que se aúnan en el  Ikigai,  asocian el estado creativo y activo que relaciona emociones  y por tanto aumenta la productividad. Dicen incluso que aquellos que consiguen interseccionar bien todos los componentes tienen mayor esperanza de vida. Yo opino que si no mayor esperanza de vida, por lo menos sí más calidad.

¿Qué opináis?
 
 
 

 

sábado, 7 de enero de 2017

Ikigai, ¿el hygge a la japonesa?

 
El otro día hablaba de la ceremonia del té de los japoneses y hoy sigo con mi fascinación por esta sociedad que a los  occidentales nos resulta compleja. Los paradigmas que rigen su sociedad distan de los nuestros. No hablo de peor ni mejor, son diferentes. Insisto porque es muy fácil juzgar y posicionarse en algunos temas, pero hay que conocer "la escalera y cuánto tiempo están los sujetos sometidos" (A mi con paradigmas). Es una sociedad con jerarquía vertical, la veteranía es un grado -con la misma formación siempre estará por delante el primero en entrar en la empresa, en el instituto, o en una familia- y la igualdad no es comprensible- ni entre hombres y mujeres. La dependencia permisiva, el amor pasivo y tolerante que rodea y soporta al individuo dentro del grupo, ya sea éste la familia, la empresa, el barrio o el mundo entero. No se conciben de forma individual, uchi y soto, dentro y fuera del grupo, pero no al margen del grupo. La dicotomía entre el deseo interior y lo que uno puede expresar. Las normas de respeto social. Estos son algunos de los paradigmas que crean una lucha interna del individuo al relacionarse en sociedad.  En cualquier otra sociedad, el individuo moldea su ‘yo’ en diferentes niveles.

Los japoneses utilizan  el término ikigai (生き甲斐)  para hacer referencia a la razón de vivir, aquello que da significado a nuestra vida, algo por lo que merece la pena vivir y nos hace estar plenamente satisfechos y felices con la dirección que tomamos en nuestras vidas.
 
Visto así, parece un concepto suficientemente fácil de entender, aunque quizá no de responder, puesto que la búsqueda del ikigai es sin duda un análisis interior profundo, una búsqueda personal  y nada fácil para cualquier ser humano.

El ikigai que nos puede mover para salir cada mañana a trabajar es el conseguir sustento para la familia, pero qué pasa si no nos gusta. El ikigai antepone el bien común al deseo del individuo, pero tiene que buscar también que el individuo esté satisfecho. Los japoneses se amoldan a su ikigai, los hombres hacia el trabajo y la empresa y las mujeres hacia la familia y los hijos. Parece que la sociedad nos está manipulando, que somos víctimas de paradigmas obsoletos y aún así acabamos autosugestionándonos y convenciéndonos de que ciertas circunstancias son sostenibles en base a convencionalismos adquiridos.

Los cambios sociales, las sacudidas económicas, los cambios de rol, hacen que estemos continuamente revisando nuestro ikigai. Para acercarnos al ikigai hay que hacerse algunas preguntas.
¿Cuál es tu razón para vivir?

En situaciones de depresión es difícil contestar esta pregunta, y hay otras razones por las que no podríamos dar con la respuesta adecuada. Ponemos explorar en las cosas que hacemos y que nos producen satisfacción. Cada día encontraremos diversos motivos para que nuestra existencia valga la pena, pero hay que estar ATENTOS. Esto enlaza con la teoría de Facundo Cabral, que uno no está deprimido, solo está distraído. No estoy trivializando, buscar tu ikigai te hace estar más preparado para hacer frente a los problemas que plantea el día a día y te prepara para sentir la dicha de estar vivo para concretar tus sueños.

Todos tenemos un ikigai para descubrir, y es el compromiso con su búsqueda lo que llena de satisfacción y sentido nuestra vida.
 
 La siguiente pregunta es cómo, pero eso tendrá que esperar al siguiente post.

jueves, 5 de enero de 2017

Felices Reyes Magos.

Hace muchos años una estrella llevó a los Magos de Oriente  a los pies de una cuna humilde que albergaba al  Rey del Mundo. Hoy la estrella de la ilusión nos conduce a ayudar a los reyes de la casa a limpiar los balcones o las chimeneas, preparar los zapatos, las galletas o el turrón para los Magos, o llenar una cesta de algarrobas o paja para los camellos.
 
Hay dos edades este día, la de creer y la de querer creer. Lo demás no tiene cabida la Noche de Reyes. Seguro que cada uno de vosotros tiene una edad. Yo, que todavía no he perdido la facultad de sorprenderme, he visto como pese a que todos nos hacemos mayores, siguen deseando repetir los rituales de cada año. Todas las tradiciones heredadas de las dos culturas que conviven en mí-la andaluza y la valenciana- se darán cita de nuevo este año y todos los que Dios quiera que estemos juntos, pero sé que aunque algún día la vida nos separe, en una Noche como esta, la ilusión que ha germinado en mis hijos les acompañará en sus nuevas vidas.

miércoles, 4 de enero de 2017

Padres felices contagiando felicidad.

Cuando nos planteamos qué es lo que queremos que sean nuestros hijos en el futuro,  la respuesta suele ser FELICES, pero por dónde empezar. Científicos de la Universidad de Boston, después de 20 años de seguir a las personas 'felices' determinaron en el proyecto de investigación ‘Framingham Hear Study’  que a felicidad es contagiosa. Así que rodea a tus pequeños de gente feliz. Pero y  vosotros que sois los padres ¿Sois felices? Seguro que generáis un buen ambiente para la madurez emocional de vuestro pequeño.

Las personas felices suelen sonreír sin un motivo evidente, porque suelen tener pensamientos  positivos que provocan que una sonrisa salga en su rostro.
 
Cuando más nerviosos están todos, cuando hay una crisis, conservan la calma, primero porque ha hecho los deberes y sabe y tiene previstos la mayoría de los imprevistos y porque sólo cuando se está calmado se pueden ver las posibles soluciones
 
Gusta de las cosas sencillas, la gratificación la consigue de un gesto de cariño, de una palabra de aliento. Disfruta un café en buena compañía y es capaz de agradecer a los demás que le proporcionen esos pequeños momentos.

Celebran los  pequeños triunfos como llegar temprano a una cita, terminar un libro o conseguir un ahorrillo a final de mes. O poderse sentar a acabar un post.  :)
 
La felicidad tiene la propiedad del efecto mariposa* o  puede ser un círculo virtuoso interminable, en el que hacer feliz a alguien tiene como consecuencia que otra persona haga feliz a otra y así, en cadena.

Si te levantas cada día a hacer lo que te gusta, no creerás que vas a trabajar. Algunas veces la clase pasa volando. Los niños cuando juegan pierden la conciencia del tiempo. Entregarnos a una actividad altamente satisfactoria puede ser fuente de felicidad.

Las conversaciones profundas y sustanciosas pueden proveer de felicidad genuina a las personas, a diferencia de las pláticas banales y ligeras. En una conversación se habla y sobre todo se escucha implica reconocer la existencia del otro, respetar su visión de mundo, estar dispuesto a conocerla y aprender algo de ello. Escuchar requiere y genera confianza.

Gastar con los demás. No importando cuánto dinero ganen o de cuanto tiempo dispongan, las personas son más felices cuando gastan en otros su dinero o su tiempo que cuando lo conservan para sí mismos.

Es sabido que el ejercicio físico libera endorfinas, además de otras sustancias neuroquímicas que modifican nuestra actitud frente al mundo, casi siempre otorgándonos una sensación satisfactoria de la realidad. El ejercicio disminuye el estrés y algunos síntomas de la depresión, además de mejorar nuestras habilidades cognitivas y hacernos apreciar más nuestro cuerpo.
 
*“El batir de las alas de una mariposa puede provocar un huracán en otra parte del mundo”… Con esta simple frase podemos resumir en qué consiste el “efecto mariposa”. Pequeñas acciones pueden ayudar a crear grandes cambios. Esta idea sacada de la Física y de la” idea del caos” puede aplicarse a la psicología.
 
Quizá solo necesitemos un poco de voluntad para ser felices y seguir estos consejos.

martes, 3 de enero de 2017

Tras los muros del convento de clausura ¿Hay hygge?

Ellas se describen como humildes, sencillas, trabajadoras, simpáticas y muy divertidas. lo cierto es que continuando con el análisis de la simplicidad, he aquí un ejemplo total.

Les sorprende que la gente les pregunte si se aburren. su respuesta suele ser ¿Cuándo?  Normalmente se levantan a las  7.30 h se despiertan y acuden a la iglesia a rezar. A las 8 h celebran una misa abierta a todo el mundo. A las 9 h rezan en privado y seguidamente van a desayunar   a las 9.30, un desayuno muy sencillo: leche y pan. Tras recoger todo y fregar nos queda un poquito de tiempo libre hasta las 10 h para que cada una haga lo que le resulte oportuno. Normalmente aprovechamos ese tiempo para organizar nuestro cuarto, leer o simplemente dar un paseo. A las 10 h es hora de trabajar. Cada una tiene asignadas varias tareas, aunque si la tarea es especial la hacemos entre todas, como hacer dulces para ocasiones especiales, etc. No solo cocinan, limpian y preparan la ropa: las monjas también tienen una huerta y ovejas que tienen que atender diariamente.  De vez en cuando asociaciones o grupos grandes nos traen ropa para limpiar y planchar. Trabajan con humor y mucha paz
A la una es la hora de comer en el convento. El menú no suele salirse de lo habitual: verduras, legumbres... Una vez retirada la mesa y finalizada la tarea de fregado, las hermanas cuentan con tiempo libre, hasta la cuatro, para dedicarlo a sus aficiones. A las cuatro en punto las hermanas vuelven a rezar hasta las cinco menos cuarto, cuando reanudan sus tareas y  acondicionan los cuartos apropiadamente para las personas que vienen al convento a pasar unos días de retiro. No son pocas las personas que acuden a nosotras en busca de tranquilidad en una época dura para ellas. Por ejemplo hemos alojado a varias que en época de exámenes han necesitado tranquilidad y un silencio absoluto para concentrarse.
A las 18.30 h termina el horario de visitas del convento, ya que las hermanas acuden a rezar a la iglesia hasta las 20 h, hora de la cena. Micaela asegura que les encanta recibir visitas: "nos encanta charlar con la gente. Para las visitas preparamos rosquillas y un poquito de vino dulce si tienen la edad apropiada. Nos gusta mucho intercambiar opiniones, hablar, contar y que nos cuenten".
Después de los rezos y la formación personal, las monjas acuden a cenar a las ocho en punto. Tras la cena van a ver las noticias en la televisión. "No vivimos en una burbuja, sabemos todo el sufrimiento que hay fuera y rezamos por ello. Después de ver el informativo, tras una breve oración, hacia las 22 h nos acostamos. Madrugamos mucho y al final del día terminamos agotadas".
¿Qué tiene esto de hygge? Primero , no hay estrés, la rutina libera de la incertidumbre del qué hago ahora, la calma la buscan hasta desde fuera, los cantos, las velas, el recogimiento espiritual, la lectura. No tiene nada que ver con la mundanalidad del hygge, pero esa sensación de bienestar y paz espiritual trasciende los muros. 
 

lunes, 2 de enero de 2017

La parte de Japón que es 'simplemente' hygge.

Sigo a una bloguera a la que su decorador le pidió que buscase todas aquellas fotos de espacios que le resultaran atractivos para diseñar los espacios de su nueva casa. Había decoraciones muy dispares pero le hizo ver como habían elementos en común en todo aquello que le gustaba, colores, nivel de confort, objetos concretos.

De la misma  forma he estado analizando que tienen en común todas las corrientes de pensamiento que me han interesado y siempre ha habido un elemento común, la simplicidad.

De adolescente sentía particular interés por la cultura japonesa, no por la suntuosidad de los vestidos y tocados tradicionales, sino por los  jardines donde cada cosa obedece a un propósito de belleza inusual,  los espacios casi vacíos, las artes marciales de movimientos precisos, y, sobre todas las cosas, la ceremonia del té. 

Este documental de La Vanguardia  explica algunas cuestiones básicas, pero si tienes un rato hygge, disfruta de este otro y entonces comprobarás la extensión de la palabra simplicidad.
 
Con el tiempo observaréis que hay otro elemento común pero tendréis que averiguarlo vosotros mismos.
 
Los japoneses buscan su felicidad en los baños terapéuticos  onsen, cantan en karaoke, reciben y regalan cosas "kawaii" que viene a significar lindo, bonito, precioso, adorable, y otras cosas (lo que es  kawaii  hace sonreí), comen cosas deliciosas o van a Tokio Disney, además les gusta hablar de supatria y que los demás les hablen bien de ella..                                                            
Comparten con los daneses un gobierno poco corrupto, unas expectativas de vida larga, un nivel económico satisfactorio y un modo intrínseco de actuar que hace que muchos japoneses visiten el país europeo. 
 
El hygge forma parte de la tradición japonesa y supongo que aunque los jóvenes estén deslumbrados por las costumbres occidentales, cuando maduran, vuelven a ese espacio de compartir el té con un reducido grupo, disfrutar de los jardines, meditar y hacer Tai Chi, en definitiva, dar un espacio a las tradiciones dentro del hogar, un lugar privilegiado, de la misma forma que los daneses disfrutan usando la vajilla de la abuela.