martes, 30 de enero de 2018

Creando contenidos

He observado últimamente con preocupación que los vloggeros tiene dificultades para crear contenidos y piden a los followers que les sugieran temas de interés.  En una sociedad en que todo va tan deprisa es inevitable preguntarse si realmente somos capaces de crear contenidos que fidelicen al público.

Me preocupa, que guiados por lo que pide el público dejen de seguir su ikigai, de hacer lo que quieren o les gusta o para lo queqsirven para acabar creando su propia infelicidad. Hay seguidores que les sugieren volver al inicio o cambiar de nombre como si evolucionar fuese un crimen.

En la educación está pasando otro tanto de lo mismo, los profesores buscan contenidos que despierten el interés de  los followers y sobre todo que haya muchos like. Es inevitable observar algunas veces a los alumnos y ver como de pronto desconectan la wifi y no puedes cambiar el router. Si has llamado alguna vez a tu compañía telefónica, el programa  que interactúa contigo te pide que antes de pasarte con un operador,  porque tu router no funciona, que lo desconectes de la luz. Nosotros no podemos desconectar a nuestros alumnos de la luz ni un minuto, los errores se corrigen en modo encendido, con o sin conexión.

Comparaciones a parte, algunos profes han entrado en la dinámica de preguntar al alumno cómo quiere aprender y qué quiere aprender. "Pobres" médicos, arquitectos, abogados, ingenieros, científicos o profesores a los que nadie les preguntó qué querían aprender y fueron fruto del ikigai de los profesores que tuvieron y les transmitieron cosas tan retrógradas como "el saber no ocupa lugar".

Mi hyggeconsejo es que reflexionen, que para hacer lo que nos dicen no se monta uno un blog independiente. Mirad a vuestro alrededor... Hay tanto futuro por formar.


miércoles, 24 de enero de 2018

Aceites esenciales: La gripe y otros cuentos de terror

Llevaba dos días aguantando con antigripales -como si eso existiera- cuando decidí ir al médico porque algo no iba bien. 

 Bien venida al club, me dijo, tienes el virus. Y me ofreció dos opciones, una darme de baja en ese momento y poner a mi entorno profesional a salvo o tener que cogerla después porque si no hacía lo que recomendaba la sabiduría popular, podía acabar con pneumonía, como otros tantos enfermos este año. Tan, tan mal no estaba pero por cuestiones de responsabilidad decidí que fuera antes.

-Y prepárate a sudar la fiebre, a tener conjuntivitis , otitis, tos y si te sientes peor que esto al hospital.

Con este augurio me encerré en casa los dos días de baja y todo el fin de semana y en efecto, como en una película de terror, cuando cae la noche, nada, absolutamente nada puede evitar que me levante sudando, tosiendo y con la nariz irritada, o taponada, cuando no con los ojos llorosos y cuando pensaba que había pasado lo peor-noche del domingo- se desarrolla con toda su fuerza una otitis que hace aumentar el cóptel de medicamentos.

Hoy noche del miércoles me pregunto que pesadilla me acompañará, tos, otitis o hay algo más. Sí, me da miedo irme a dormir, y no es porque no esté muerta de cansancio. Mi hígado se quejaba esta mañana de la mezcla explosiva a la que hace frente cada noche. Tres pastillas cuando no cuatro y el aerosol y cuando llego al trabajo siempre hay alguien que te anima diciendo 'No traes buena cara'.

En el centenario de Frankenstein deberíamos hacer honor a todos los médicos que nos resucitan a base de química. 

Los aceites esenciales han ayudado a relajar accesos de tos leve, a conciliar el sueño, sobre todo la lavanda y he echado de menos la ravintzara, que se ha agotado.

No se ha terminado todavía aunque espero que lo peor ya haya pasado, que fui buena enferma e hice caso, reposo y más reposo. La doctora me dijo que viese una peli o que leyese, y eso he hecho.

¿Y que tiene esto de hygge? Pues curiosamente, buena parte: la bebida caliente, el calor de la manta o la chimenea o de las dos a la vez, un buen libro, la ropa cómoda y cliente, las zapatillas y la ausencia de prisa. No hay nada que aumente más las defensas que la falta de estrés, la alimentación casera de cocción lenta, y las infusiones medicinales. El mal trago no te lo quita nada pero la actitud siempre es importante.

viernes, 12 de enero de 2018

Un hygge para cada cosa.

Hoy he descubierto que no solo hay un tipo de hygge, que tiene múltiples aspectos, y que no solo se trata de encontrar bienestar en las pequeñas cosas, sino también hay que ser conscientes de las microcosas.

Hay un  hygge de manta, taza de 'algo' caliente y pies en alto, pero también hay un venindehygge o reunión de amigas para una sauna, o un café, o algo especialmente preparado, o de reunión de amigos para compartir una velada de FIFA; de chicas con música, pijamas, maquillaje; de niños con sus juguetes y tazas de té o juegos de mesa; de jóvenes con la Play Station y unas cervezas, de playa, con los niños, sandwiches, guisantes tiernos y pastelitos de canela; grillhygge, con una barbacoa donde lo menos importante es lo que se cuece. 

El mes hygge por excelencia es diciembre, el jules hygge o Christmashygge, para reunir a la familia y preparar las pequeñas cosas que regalarás a los conocidos en navidad. Un hygge de domingo por la mañana, con comida en familia, en pijama si cabe, porque es la familia, sin prisa, donde no es necesario preparar nada especial, simplemente levantas la cabeza y allí están todos, en el sofá, con los pies en alto, algo caliente , un libro, la música, una tarea de última hora, pero sin prisas.

Y hay un hygge en el extranjero, algo que tratan los daneses de conferir a su hogar, con ayuda de los elementos que todos identificamos como hygge pero que sin ellos no es hygge, sino algo parecido a confortable. 

Yo sigo llamándole hygge a ese momento de llegar a casa, después de trabajar, quitarte los zapatos y ponerte el jersey extragrande, de lana gruesa cruda y sentarte delante de la chimenea, encendida, con un buen libro, los pies en alto y una taza de chocolate. Me encanta el de fin de semana de edredón, ducha hirviendo, desayuno casi brunch, y la sensación de que las horas son meramente orientativas, pero sin un fin determinado. ¿Tienes tú el tuyo?

jueves, 11 de enero de 2018

Aceites esenciales: Eucalipto azul o Eucalyptus citriodora

 El frasco de Pranarom que me enviaron tenía el tapón con el cerramiento incorrecto debido a que el cuentagotas interior no había entrado correctamente en la botella, el resultado fue que todos los productos que venían en el pedido se habían impregnado de una esencia 'mareante' cuanto menos. El olor resulta parecido al del Agua del Carmen que tomaba mi abuela, como el producto que ponen a algunos productos de limpieza muy aromáticos. 
Al poner el tapón en el sitio quedó producto  en las manos y en lugar de lavármelas lo mezclé con un poco de crema y lo aplique a los codos, que desde hace unos días me dolían...y hoy repito porque el efecto de alivio fue inmediato. Cierto que el olor obliga a que sea en un momento en que no vas a tener demasiada vida social, pero mezclado resulta más agradable incluso que la Gaultheria que es más parecida al lidimento.
 Lo he mezclado con aceite de arroz, el de la foto, aunque con jójoba también se absorbe  muy bien.
He ojeado un libro, Baños Sagrados, con terapias de aceites esenciales. Pero cuando acabe alguno de los cuatro libros que tengo entre manos.
La proporción es 10 gotas de aceite vegetal por una de este aceite esencial, en concreto. La proporción varía entre aceites y según terapia. Son ideales para mantener el equilibrio pero muy potentes y hay que ir con cuidado y poco a poco.
En instagram #vivimoshygge