lunes, 27 de mayo de 2019

Cuando sé lo que voy a escribir.

Un amigo me preguntaba cómo se escribía un post cada semana, y yo me pregunto cómo se hace para que sea todos los días y lo más importante, sin la ayuda de un equipo, como muchas youtubers, que tienen creadores de contenidos y escritores.

Lo primero es el modo writer, importante para estar alerta y entonces aquello que me hace reír o llorar, aquello que me emociona, allí es donde el hygge encuentra la inspiración.

Es un radar continuo pero que se agudiza el fin de  semana, porque el lunes tiene que haber post. Hoy no había post. Una inquietante vía de información ha abierto nuevas puertas en mi investigación literaria y me ha absorbido por completo. Además de haber acabado una semana muy intensa  pero entonces he entrado en el blog y me he dado cuenta de que hay quien espera.

Existe, por un lado, la necesidad de escribir, por otro una satisfacción cuando tu número de lectores aumenta, se establece un compromiso y una necesidad de cumplir, si eres honesto y respetas la confianza que han depositado en tí. En este caso no hay ninguna vinculación ni expectativa económica, lo que creo que propicia estos dos valores tan ausentes hoy en día.

Ahora mismo escribir me supone un esfuerzo enorme porque no es de hygge de lo que quiero escribir, ni siquiera sobre mi investigación. Cuando cualquier contenido llega es necesario reflexionar sobre si se comparte o no y de qué forma. La repercusión que sobre uno mismo tiene el nuevo conocimiento adquirido causa efectos, a veces, nefastos de ruptura con estructuras de pensamiento muy consolidadas para uno y para la sociedad (No hagas preguntar por quién doblan las campanas) y que si se pasan sin filtro pueden originar, en el mejor de los casos, confusión. Hay quien libera contenidos conspiracionistas, sin confirmar, demasiado personales, sin pasarles el filtro, solo por acceder a mayor número de lectores o seguidores. Creo que hay mucha responsabilidad detrás de un acto que trasciende lo privado y que siempre hay que ser cautos. No todo vale.

Así que lo importante no es descubrir sobre qué escribir, sino cómo, cuando,por qué y para qué y sobre todo pensar en las repercusiones. Muchas veces es imposible predecir lo que va a pasar, pero por lo menos parar a pensar. Reflexionar. Así que hoy no hay zapatillas, ni café ni galletas, sino un desasosiego de descubrimiento y una necesidad de parar a ordenar ideas para introducirlas en el esquema de pensamiento que es el armario de mi cerebro. Si de ello creceremos o decreceremos o nos quedaremos igual, solo lo sabremos cuando el proceso haya concluido.


lunes, 20 de mayo de 2019

Eufemismos, ¿eufe qué?


Hay palabras que van pasando al olvido y que en un ataque de neolenguaje de George Orwell, deberían transformarse o desaparecer.

Y es que las cosas cambian. Si eres muy bueno eres 'pro' de professional, si eres malo por ser principiante un 'noob' de newbie. Ahora no vas ni a empolvarte la nariz, ni a cambiarle el agua a las olivas, ni a  plantar un pino. Cuando dejas colgado a tus amigos en la red, por urgencia biológica, dices que el juego  se te buggea y tienes que refrescar la wifi.

Soy madre de dos adolescemtes y lingüista, y literalmente alucino porque esto va ya más allá de lo puramente sorprendente.

De pronto me veo en 1984 libro, viendo como hay una pantalla en cada habitación,  otra casa con voces, gritos y mascotas en el comedor y en el cuarto. La intimidad ha perdido sentido y me siento mejor en el coche o en el cine o en plena naturaleza que en casa. A veces somos 12 o más casas expuestas a la vez y todas las madres gritando lo mismo: deja la maquinita y a comer... Media hora después ya no amenazas con quitarte la zapatilla, sino con cortar la wifi.

Su felicidad a costa de nuestra intimidad. Puede ser que dentro de unos años ellos busquen el hygge en la intimidad, sin pantallas, con un libro, o una conversación sobre algo insustancial delate de una taza de cacao caliente. O tal vez seremos nosotros los que recordaremos tiempos mejores mientras ellos crean su particular hygge en campanas-flotarium de estimulación sensorial.

Mientras, seguiremos ampliando el diccionario de neolenguaje.

lunes, 13 de mayo de 2019

Libros para un "hygge time". Primera taza.

Vale, ya tienes el café, las babuchas de entretiempo, aunque prefiero ir descalza, el rincón perfecto para una tarde de ventana Convivencia
 y Supervivencia por si no sabes a qué me refiero, y ¿qué libro te coges?

 Creo que es la pregunta que más temo, ¿cuál es tu libro favorito? Para alguien que empezó leyendo La pequeña Dorrit de Ch. Dickens, a la que prohibieron la entrada en la biblioteca del cole cuando acabé con las colecciones de Los Cinco y Puck en un trimestre y deboró Los tres mosqueteros de Dumas, que compraba en el quiosco libros de Marcial la Fuente y de Corin Tellado porque eran baratos y los cambio por Los miserables, Crimen y castigo, Ivanhoe, todo antes de los 13, creo que elegir es muy, muy penoso. Tanto como definir de qué me gusta más llenar la hygge taza cada noche. Hay noches de chocolate con nubes, otras de café con leche, otras de cacao... 

Pero en un ataque de optimismo, después de más de 2000 libros leídos, mi primera taza se llena con los 10 que he vuelto a leer más veces. Y son Ivanhoe de Walter Scott y La pimpinela escarlata de Emma Orczy. Dune de Frank Herbert. Orgullo y perjuicio y Sentido y sensibilidad de Jane Austen, Por quién doblan las campanas de Hemingway. De teatro, La gata sobre el tejado de zinc caliente de Tennessee Williams y Macbeth de Shakespeare. Si, hay 9, falta el de poesía, y ese es el de Walt Whitman, Leaves of Grass, y me encanta la selección de J L Borges y su traducción. ¿Ecléctica? No tanto. Esta sería una primera taza para dejar volar la imaginación, pero tengo más listas.

¿Qué tienen en común los de esta primera taza? Personajes femeninos que no pertenecen a su época, seguras, independientes, capaces de actuar de forma singular en un mundo de roles muy definidos. Y ¿Walt? Con el no valen las etiquetas, lo vio todo y lo dio todo y mientras se debate sobre su sexualidad, se pierde la esencia de la persona, capaz de trascenderse a las contenciones humanas y expresarse en total libertad.

Me ha parecido muy interesante y enriquecedor dedicar la semana a analizar lo que de verdad me gusta. Aunque quien me conoce sabe que mis listas están abiertas.

Una alumna dijo, la semana pasada, de mí: No te preocupes, hay pocas cosas que la sorprendan... Perdón,  todavía tengo capacidad de sorprenderme, y de emocionarme y de sentir. Seguiré leyendo y buscando y llenando hygge tazas de libros.

lunes, 6 de mayo de 2019

Siempre aprendiendo: Paradigma generacional literario.

La mañana de hoy ha resultado ser una jornada muy didáctica. Estaba proponiendo un trabajo de deconstrucción literaria con un poema propio y una alumno me ha sugerido mezclar su poema con el de otro autor. Hasta ahí bien. Se han lanzado a la creatividad y una alumna ha propuesto mezclar versos de dos poemas, pero el suyo no aparecía ya por ningún sitio.

¡Qué la inspiración te pille trabajando! 

Era una propuesta interesante pero dejaba de lado la creación propia, lo que daba lugar a una reflexión - disertación sobre el momento actual en la literatura.

La humanidad ha visto pasar distintas épocas, contenidos subjetivos y objetivos, apreciaciones de contenidos, ensalzamiento de la forma, búsqueda de lo original, de la belleza y el vanguardismo deconstruyó y reorganizó hasta desposeer cualquier atisbo de realidad. El final del siglo XX trajo cordura y abandono, muchos escriben poesía pero no se lee, vivir de creación poética es poco menos que una quimera. Y las redes sociales han contribuído a que desaparezca el autor, tal vez eso era lo nuevo que quedaba por ver, la inmolación del artífice.

Cuando lees algo en Instagram o en Facebook, o no se cita al autor, o se hace incorrectamente o se hace propio.

Y después de preguntar a mis alumnos en qué momento artístico estamos, en uno clásico y realista o más romántico y exaltado, habría que preguntarse otras cosas, siempre aprendiendo. Todo convive, todo se comparte, la autoría ha pasado a mejor vida, l@s bloggers se retroalimentan y l@s influencers trabajan por encargo y publican con su nombre el trabajo de autores en la sombra, con la esperanza de que un repaso a la galerada y no se note, pero el acto creativo es como una huella digital, de dedo, y puede que de la otra también.

¿Cuánto tiempo le queda a esta enajenación de la propiedad de un contenido? ¿Será conocida así esta generación, o definitivamente el paradigma generacional literario ha acabado?

Somos la primera generación del nuevo milenio que aprendimos de los x, llegamos tarde a los y y educamos a los z y que no existimos, una nueva generación perdida. Siempre admiré a Pound, a Fitzgerald y a Hemingway ...