martes, 10 de julio de 2018

La suerte está echada


La suerte está.. echada a perder...digo yo, porque cuando utilizas este término te has metido en el lío de tu vida, sin pensar en las consecuencias y arrastrando al mundo contigo...tal que César cuando cruzó el Rubicón.


Salir de la zona de confort es un reto pero para encararlo hay que pensar como un pájaro. Los pájaros no temen que una rama se quiebre bajo su peso, porque confían en sus alas, de esa forma no tenemos que lanzarnos a la aventura confiando en el resultado que vamos a obtener, sino en nuestras capacidades para sortear los obstáculos.

Así que aquí va uno de esos decálogos adoptables y adaptables que tanto gustan y que fueron trazados con el propósito de hacerte ser más feliz, aunque yo pienso que lo que te darán será serenidad, antes de tomar decisiones. Lo normal, es que todos nos digan lo que debemos hacer, aquí voy a decir lo que hay que dejar, abandonar o simplemente no hacer.
La primera es DEJAR DE QUEJARSE, si, es cierto que albergamos temores, sufrimos dolores, llevamos duras cargas a nuestras espaldas...quejarnos nos alivia pero de forma temporal, y lo que es peor, nos agota.  No debemos LIMITAR NUESTRAS  CREENCIAS, ni en el aspecto espiritual ni en el cognoscitivo. Damos por sentado que las cosas son como nos las han enseñado o como las hemos aprehendido pero las cosas son como y si nos mostramos dispuestos a entender nuestras creencias se enriquecen y nos hacemos más tolerantes. No debemos CULPAR A LOS DEMÁS, de hecho no deberíamos culpabilizar a nada ni a nadie, porque la culpa no justifica a quien la esgrime y es como un cuchillo afilado sobre quien cae, porque además tendemos a culpabilizar al que no está presente. No nos vendamos mal, no utilicemos falsas humildades no HABLEMOS MAL DE NOSOTROS MISMOS. El tiempo me ha hecho darme cuenta que quien dice no se, se escaquea de aprender y que normalmente es quien no sabe pedir ayuda. No es plato de gusto y todos sabemos que dar nos hace sentir mejor que recibir, pero esa es la verdadera humildad, y sobre todo, antes y después agradecer. No podemos HABITAR EN EL PASADO  tanto si fue mejor como si fue peor, la nostalgia y el rencor viven en esa residencia. Nuestra casa debe ser el ahora. No podemos aferrarnos a lo seguro o a lo que siempre hemos hecho, no podemos  RESISTIRNOS AL CAMBIO, tampoco tiene que ser algo drástico. Luego, tampoco podemos incurrir en los legalismos o en agradar a todos, no hay NECESIDAD DE HACER SIEMPRE LO CORRECTO. Equivocarnos es positivo, de hecho el aprendizaje basado en el ensayo error es el más conveniente según lo entiendo yo. No hay NECESIDAD DE IMPRESIONAR A LOS OTROS creando falsas expectativas sobre nosotros, no somos lo que hacemos, ni somos lo que decimos, somos lo que somos y eso es impresionante.   Y cuando queremos crecer creando, haciendo o experimentando no NECESITAMOS DE LA APROBACIÓN DE LOS DEMÁS. 

Si alguien vuelve sobre el decálogo observará , reflexionará y se preguntará sobre lo primero que hay que dejar y puede que diga, ¡Vale! quejarse agota, ¿Pero qué hago? Me trago el dolor hasta que reviente, silencio mis problemas hasta caer en depresión... Quejarse agota así que mejor si nos sentamos y buscamos la forma de solucionar los problemas con la mente muy abierta, sin creer que la solución que nosotros queremos es la única solución, dispuestos a pedir ayuda, a no querer hacer siempre lo que es moral o ético, cambiando sin sentirnos juzgados, no siendo siempre valientes, los mejores, sin buscar siempre la aprobación de los demás, huyendo de tiempos pasados... Y luego mucho hygge. Esas pequeñas cosas... 

No hay comentarios:

Publicar un comentario