When your dreams come true se llama Lego. Nosotros tuvimos el Tente, que en su origen, era muy similar, pero sin personajes. Una caja con pocas fichas y un juego de ruedas y las tardes pasaban volando.
Las tardes de los Daneses están llenas de retos Lego y momentos de creatividad y esto me lleva a una reflexión sobre las aristas pro y los circulares. Sí, ya se que no parece tener mucho sentido, pero todo sucedió así.
El almacen central de Lego en Copenhage ofrece la posibilidad de comprar piezas a gusto que se albergan en dos paneles en la pared. Para contenerlas hay como unos botes de refresco-grande y ahí es donde empieza la diferencia. Pero es una diferencia adquirida. Observé que mi hijo estaba montando lo que quería llevarse, pero no cabía en los botes, y a mayor número de botes, mayor precio. Nosotros aplicamos la lógica de llenarlos con piezas medianas y rellenarlos con piezas diminutas, que una vez en casa no tienen mucha utilidad-bueno, los niños le encuentran utilidad a todo- decisión tomada después de dos horas esperando en la tienda mientras elegían montaban y desmontaban.
Tuve tiempo de hablar con un dependiente sobre el estudio del inglés, y una dependienta catalana me contó la historia de su llegada a Malmo con su novio. Y a observar. Había una hica japonesa de unos 20 años montando una maqueta diminuta y perfeccionista. Montaba, provaba, cambiaba colores y formas. Cuando consideró que ya tenía lo que quería los medio desmontó y buscó la forma de que hiciera falta un solo bote, muy IKEA en el procedimiento. Luego completó con piezas que había dejado al lado, las otras opciones. Y no era la única que procedía así. Mi hijo había copiado el proceder del entorno, pero las prisas hicieron que acabásemos llevándonos piezas sin ton ni son. La otra tarde empecé a construir algo y para mi sorpresa, no podía hacer nada con sentido, pero eso me pasa a mi, que según mis hijos y la nomenclatura Minecraf, soy circular. Ellos fabrican unas naves y seres fantásticos muy simpáticos con antenas, ojos y luces.
Moraleja, Lego y ahora Minecraf permiten crear mundos de fantasía en lo vivo y en lo virtual que nunca estará al alcance de los que somos circulares o peor aún, esféricos. Alguna vez el tiempo no me importaba, con poco hacía un mundo y la creatividad tenía aristas. ¿En qué momento de la vida nos hacemos circulares? ¿Tiene que ver con la edad, con la cultura, con el dinero?
Las tardes de los Daneses están llenas de retos Lego y momentos de creatividad y esto me lleva a una reflexión sobre las aristas pro y los circulares. Sí, ya se que no parece tener mucho sentido, pero todo sucedió así.
El almacen central de Lego en Copenhage ofrece la posibilidad de comprar piezas a gusto que se albergan en dos paneles en la pared. Para contenerlas hay como unos botes de refresco-grande y ahí es donde empieza la diferencia. Pero es una diferencia adquirida. Observé que mi hijo estaba montando lo que quería llevarse, pero no cabía en los botes, y a mayor número de botes, mayor precio. Nosotros aplicamos la lógica de llenarlos con piezas medianas y rellenarlos con piezas diminutas, que una vez en casa no tienen mucha utilidad-bueno, los niños le encuentran utilidad a todo- decisión tomada después de dos horas esperando en la tienda mientras elegían montaban y desmontaban.
Tuve tiempo de hablar con un dependiente sobre el estudio del inglés, y una dependienta catalana me contó la historia de su llegada a Malmo con su novio. Y a observar. Había una hica japonesa de unos 20 años montando una maqueta diminuta y perfeccionista. Montaba, provaba, cambiaba colores y formas. Cuando consideró que ya tenía lo que quería los medio desmontó y buscó la forma de que hiciera falta un solo bote, muy IKEA en el procedimiento. Luego completó con piezas que había dejado al lado, las otras opciones. Y no era la única que procedía así. Mi hijo había copiado el proceder del entorno, pero las prisas hicieron que acabásemos llevándonos piezas sin ton ni son. La otra tarde empecé a construir algo y para mi sorpresa, no podía hacer nada con sentido, pero eso me pasa a mi, que según mis hijos y la nomenclatura Minecraf, soy circular. Ellos fabrican unas naves y seres fantásticos muy simpáticos con antenas, ojos y luces.
Moraleja, Lego y ahora Minecraf permiten crear mundos de fantasía en lo vivo y en lo virtual que nunca estará al alcance de los que somos circulares o peor aún, esféricos. Alguna vez el tiempo no me importaba, con poco hacía un mundo y la creatividad tenía aristas. ¿En qué momento de la vida nos hacemos circulares? ¿Tiene que ver con la edad, con la cultura, con el dinero?
No hay comentarios:
Publicar un comentario