¿Se puede reflexionar sobre todo? La respuesta es que no. Hay decisiones, actuaciones que pueden y a veces requieren reflexiones.
Pero no hay que confundir la reflexión con la preocupación. Mientras la primera puede ser clasificada, examinada, valorada e incluso rechazada o procrastinada, una preocupación parte de un devenir sobre el que no tenemos ninguna influencia.
Si tomo unas horas extras de trabajo para asegurarle los estudios a mis hijos, deberé reflexionar si es conveniente o es mejor pasar ese tiempo con ellos, si el tiempo extra no me agotará siendo de peor calidad el tiempo dedicado a la familia, o si por el contrario será positivo poder relacionarme en otros ámbitos profesionales.
Pero si empiezo a darle vueltas a qué estudiará estoy preocupándome, porque no puedo actuar ni sobre sus deseos, ni sobre el devenir.
Así que si te viene un pensamiento del segundo ámbito actúa racionalizándolo.
*no puedo saber que pasará en el futuro, los anhelos de los demás están fuera de mi alcance, no tiene sentido pasar tiempo en esta zona de preocupacion.*
Y te preparas un té en tu taza favorita y te sientas en ese espacio que te hace sentir especialmente bien y te bebes las preocupaciones a sorbitos mientras te preparas para la quinta parte. Hyggelig reflexiones.
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