Al principio fue el caos, no la nada, y cuando el caos se ordenó, apareció todo. He reflexionado seriamente sobre mi y el caos.
Al llegar de vacaciones cogí la caótica carpeta para buscar unos documentos y me llevó apenas unos segundos encontrarlos, en ningún lugar en concreto.
Sin embargo, cada vez que tengo un ramalazo organizativo, traspapelo profundamente los documentos, hasta el punto de no volver a encontrarlos hasta dos o tres años más tarde.
Es preciso que la conclusión sea que dentro de mi caos está mi orden.
Ahora bien, lo que aconsejan las gurús es la nada. Si tiras o ”declutteas” y te quedas con casi nada, encontrarás... ¿El orden? En mi caso solo ’la nada' así que me he pasado al lado oscuro del desorden y tengo que decir que tampoco funciona porque, aunque lo encuentro todo, anímicamente, no me siento bien porque en el desorden solo se es feliz cuando no eres consciente o no tienes que soportar las críticas de los demás. Es tremendo el grito silencioso de quien ve tu armario del trabajo o te ve buscando en el carpesano.
Así que mientras me debato entre el ser y el no ser lo hago desde un confortable sofá delante de la chimenea porque en el resto, hoy, habita Filomena.
Reflexionaremos y ya os voy contando si elijo orden, caos o 'nada'.
No hay comentarios:
Publicar un comentario