domingo, 13 de agosto de 2017

'Nesting' hyggelig.

Cuando aparece el término , lo acompaña una foto de Bridget Jones en pijama y aunque está haciendo 'nesting', no es exactamente el ejemplo que ilustra la idea de 'me quedo en casa porque es la mejor opción'. En su caso parecía la única y no es el nesting hyggelig que nos trae aquí.

En el origen del 'nesting' está que es una decisión voluntaria porque la casa ha dejado de ser un cobijo, para convertirse, gracias al esfuerzo de los diseñadores y una gran dosis de influencia nórdica, en un hogar, un remanso de paz, un lugar alejado del estrés. Tiene todo lo necesario para recargar pilas y cada vez es más habitual, que después de una ajetreada semana de trabajo o trimestre interminable, llames a alguien para salir y te diga- no gracias, este finde hago nesting (anido). Si, me quedo en 'casita', con mi sillón, un buen libro y si no me apetece cocinar me pido comida gourmet a domicilio.

No significa quedarse en casa para no hacer nada. Ordenar los cajones a lo Marie Kondo,  ver las películas que nos gustan, arreglar el jardín, dedicarnos a ese hobbie...
Alguien podría ver-y si ha leído la teoría de la sabana más- que se puede producir aislamiento, pero quedarse en cas no es quedarse solo. Aquí es donde los daneses sacan el hygge, en casa y con buena compañía.

Y en eso he estado. Creo que he necesitado más que nunca el nesting. Limpiar y ordenar el nido y organizar aquellas rutinas que son absurdas y se comen nuestro tiempo sin aportarnos nada particularmente interesante. Es tiempo para meditar y encontrarse con uno mismo, deshacer contracturas emocionales y llenarse de hogar y de familia. 

Y con las pilas recargadas y las maletas listas vamos a empezar un nuevo viaje por el universo hygge antes de que todos volváis a la 'marcha'. Vamos a preparar la vuelta con una dosis extra de hygge. 

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