lunes, 23 de septiembre de 2019

Alimentando el hygge

Sinceramente, arranco con el título que escribí hace tiempo pero que no tenía contenido para explicar lo importante de una tarde hygge alrededor de unas galletas de mantequilla y con ESA taza que nos hace recordar un viaje, una tarde de lluvia en un centro comercial, un cumpleaños, una ceremonia, la Navidad. Con o sin compañía pero en casa, cómodamente calzado o descalzo o mejor aún con calcetines de lana. 

¿Y si las galletas son de espelta , y valen las veganas? No me gustan las galletas, ¿valen las cupcakes o unos macarons? El médico me ha dicho que no tome café ni té con teína y el chocolate me excita. Vino caliente, ni por asomo. 

Las nuevas corrientes alimenticias son nuevas y las manías infinitas. El hygge es tradición y seguridad, lo conocido. Es hogar. Es ese momento en que no tengo que estar preocupado por mis miedos ni por lo que diran o pensaran de mi. Soy amable con quién me ofrece y no tomo si no gusto, pero me dejo servir porque la finalidad no es el qué, sino el para qué, aunque luego no lo consuma. 

Déjate mimar por la taza elegida, la bebida ofrecida y las galletas de una vaca que se sintió aliviada mientras la ordeñaban, si eso no te va a hacer morir de culpabilidad.

Y si tu hygge te lo vas a trabajar en tu inmejorable compañía, mímate. Pan tostado con aceite y sal mojado en el café con leche, ¿y por qué no si eso te recuerda las mañanas en casa de tu abuela? O castañas asadas o tortitas de nuez con algún licor. 

O nada, solo el recuerdo de...y cerrar los ojos y pensar que con café o sin él, con taza o sin taza, estás en casa, donde no entraran los miedos de los demás, ni sus frustraciones, ni sus inseguridades, ni sus manías, donde solo lidias con las tuyas y ahora, en este preciso momento están aparcadas porque lo has decidido tú y tu hygge. ¿Te apuntas? 


lunes, 16 de septiembre de 2019

Preparando el otoño hygge

 Sí, hay que preparar el té, pero también hay que lavar las mantas que guardamos en primavera, por lo menos, en estos lares, donde el buen tiempo nos acompaña desde la primavera menos en esta visita poco hygge de la Dana. 

Hemos recogido el aceite de oliva de los fritos y con tres litros  prepararemos estos jabones. Les añado aceites esenciales para aromatizar y jabón de coco. Lo gasto para la ropa cuando hay manchas persistentes y para el cuerpo en pastilla. Para la lavadora, en una jarra de cristal, pongo trozos de jaboón y se van reblandeciendo. Cada vez que hago una lavadora, relleno la jarra y dependiendo de la densidad que alcance entre lavado y lavado  voy tirando.

Condiciones para hacerlo, que haga frío. Condiciones para gastarlo, que al menos hayan pasado 40 días desde que cuaja.

Preparamos fundas para el sofá que transmitan calor, e Ikea lo facilita. Esos cojines cálidos y los textiles que nos hacen sentir confortablemente abrigados en cualquier lugar de la casa. 

Si los lavas con este jabón y los aireas ahora, que aún brilla el sol, harás que el peso de los textiles cálidos, transmita limpieza y no acumulación de ácaros y humedad. Si quieres la receta del jabón te la daré por privado en instagram. @vivimoshygge 

Té negro, jengibre, canela y limón. Un clásico para una húmeda tarde de sábado donde lo único positivo es que he podido decluttear la vitrina, tal vez me estudie algún manual de minimal - farmhouse antes de acabar la tarde antes de que el mal tiempo comience a afectar a nuestro carácter mediterráneo. 


lunes, 9 de septiembre de 2019

Hygge relaciones

Cualquier tipo de relación, ya sea de amistad, trabajo, amor, familia, no se puede considerar como tal si no existe un intercambio de experiencias que aporten crecimiento personal.

No es necesario compartir ideas filosóficas, ni yoga mate... Un café, un asiento de tren, un paseo, una cena, una película, una tostada...pero es importante hacer sentir al otro que es parte de ti, de tu vida y de tus momentos y, por qué no, de tus momentos hygge.

La escucha activa, el silencio, la palabra reconfortante, la crítica constructiva, el comentario afortunado...

Cuando conversas, parafraseas lo que oyes, a modo de resumen, y participas al otro de que realmente quieres entender lo que te dice. Un 'sé como te sientes' , un 'te entiendo' refleja tu estado emocional. Dar valor a lo que se escucha, sin trivializar o hacer bromas fáciles, y aunque no se esté de acuerdo en la actitud o argumentos empleados. Y cuando cualifiques, que claramente es lo que tú opinas, y no lo que opinan todos. También hay noes, no juzgues, no trates de solucionar el problema, no cuentes tú propia historia, no interrumpas, no des consejo si no te lo piden. 

Una taza con hygge-aprecio y darás sentido al tiempo compartido. 

lunes, 2 de septiembre de 2019

Procrastinar sin culpa

Está muy de moda el ordenar, organizar y no procrastinar. Son innumerables los métodos y de algunos nos hemos ocupado en el blog.

Pero hay algo que es más "imperdonable" que procrastinar con nuestras tareas más aburridas o pesadas. Precisamente procrastinamos con la que sería más divertida y nos aportaría más por su capacidad de aligerar nuestras cargas.

Dejamos para mañana nuestra 'mismez'. Lo que nos llena, lo que nos completa, lo que necesitamos queda relegado a otro momento por un sentimiento de culpa adquirido.

Nos han inculcado que el amor supone sacrificios y nos sacrificamos por los demás hasta desaparecer. Luego convertimos el sacrificio en carga, la carga en dolor físico y nos escusamos con 'no tengo tiempo' para no hacer un viaje a nuestro yo,ya.

Culpables de sentirnos felices y descargados, buscamos culpables para justificar  que esta situación de bienestar no sea nuestra realidad cotidiana.

Si de algo somos culpables es de culpabilizarnos. ¿Te has preguntado qué pasaría si la quitáramos de nuestro vocabulario?

Un delincuente no sería hallado culpable, sino reponsable de su delito y por tanto en deuda con el restablecimiento de la deuda.
Nosotros no seríamos culpables de la  educación  de nuestros hijos sino responsables, pudiendo compartir esa reponsabilidad, al igual que seríamos responsables del bienestar de nuestro entorno, pero compartiendo. Y, por tanto, cuando necesitemos un time out para responsabilizarnos de nosotros lo haremos. Sin culpa, con café y hygge.