martes, 27 de octubre de 2020

Sí a la felicidad.

 






26 de octubre y el sol brilla. Vale, hacía fresco y aire, pero brillaba el sol. Los días tienen luz y las velas son algo excepcional. Tan pronto podemos nos hacemos una siesta.

Sin embargo, teniendo dos de las cosas más anheladas por los nórdicos, no les ganamos en felicidad porque ellos no basan su felicidad en lo que no tienen, sino que la basan en el disfrute de lo que pueden, aunque solo sea un té y una manta.

No obstante, a nosotros nos puede la envidia, el deseo de lo que no tenemos. Y la envidia saca lo peor. La envidia compara y las comparaciones son odiosas, porque hasta en la de igualdad sale perdiendo el que no quiere ser mediocre ni igual a nadie. La envidia son celos de lo que pensamos de afortunado en los demás, mientras los demás ven cuán afortunados somos nosotros. La envidia es maledicencia, porque hablar mal de otros hace que no nos sintamos inferiores, aunque en ninguna otra ocasión lo demostramos más ni mejor. Y lo peor, cuando comfabulamos para empeorar la vida fe alguien. Es algo que no produce felicidad a menos que estés enfermo, y ¿Qué felicidad hay en la enfermedad?.

Noviembre puede ser un buen mes para deshacerse de la envidia y de las relaciones tóxicas y ser un poco más felices haciendo siestas al sol, antes de que llegue el invierno. 

27 de octubre, sol y aire fresco.

martes, 20 de octubre de 2020

GOT Winter is coming.

 


Mientras todas las piezas del tablero se lanzan acusaciones y se establecen mil y una teorías conspiracionistas, hay una realidad que no se manifiesta como otros años.  

El otoño de calabazas y colores cálidos en los árboles no parecen borrar el blanco de las batas. El Halloween no se dejará de celebrar aunque sea familiar. En la cola de una conocida marca de ropa, dos madres decían que, aunque el cole no hiciese nada, ellas iban a vestir a sus retoños igual que el año pasado, a pedir por casa de familiares y a hacer cena de Halloween, como si fuera Acción de Gracias. No sabía que hubiese una cena de Halloween. 

Si no fueran pocos los eventos a celebrar, nos inventamos más sin ser conscientes de que la situación ya es bastante terrorífica como para añadir extras.

Y llegará Navidad y el dilema de si compartes cena con los abuelos o no. Mientras tanto, das clase con tu atuendo Mr Scrooge de capas con guantes sin dedos y mantas porque hay que ventilar, sin que los que lideran tomen decisiones menos lamentables y más coherentes.

Nunca más que ahora el querer llegar a casa y prepararte un té caliente, mientras buscas la manta mullida y un buen cojín, pero eso sí, después de limpiar las suelas de los zapatos, tirar toda la ropa a lavar y ducharte, temblando por ese dolor que notas en la garganta mezcla de aftas de la mascarilla, ventanas abiertas y un aumento de chillidos para que te oigan los de la última fila.

Pero ahora es ahora y hay té, manta y post. Winter is coming, pero será mañana, o pasado. Celebramos la vida y, si te place, Halloween, pero antepón el sentido común.

lunes, 12 de octubre de 2020

Distraídos, que no deprimidos.



Cinco veces he empezado este post, pero no arranca por varios motivos y el principal es la distracción. 

Creo que el mundo no está deprimido, está distraído. Estamos preocupados, y no sin razón, por la salud, por el dinero y por el amor. Nos deprimen los datos y las estadísticas, la irresponsabilidad y la falta de sensatez, a todos los niveles. Nos deprimen los datos pesimistas sobre crecimiento económico, porque no tendremos dinero para consumir procesados, ni moda perecedera, ni para viajar al otro lado del mundo. Nos deprimen las barreras a la hora de entablar nuevas relaciones y de mantener las que tenemos. Pero esta manipulación emocional basada en los tres enemigos del alma nos distrae. 

El mundo ha parado y la tierra ha respirado. Los animales y la vegetación han continuado creciendo. El cielo es azul sobre las montañas, las nubes son blancas y densas. Las puestas de sol son así, como en la foto. Las palabras tardan en organizarse en nuestro post. Pero ahí están para quien quiera leerlas.

Parar no solo no es fácil, también es doloroso, pero las carreras a ciegas, como en los Juegos del hambre, solo sirven al propósito de algunos seres aburridos que encuentran satisfacción en la incertidumbre del ser humano. A ellos no les preocupa el dinero porque no saben que hacer con el que tienen y han aprendido que el altruismo y la filantropía son formas de marcar más las diferencias. La salud es tan relativa que lo único que preocupa es disponer del mejor equipo médico en la mejor clínica del mundo, que los hospitales son para las masas. Y el amor hedonista no precisa ni de distancia ni de las barreras. 

¿Quién está jugando con nosotros a hacernos mirar hacia la oscuridad cuando hay tanto por lo que mirar hacia adelante? 


Vale si no me compro tres pares de zapatos, con uno ya me vale. Vale si sigo haciendo galletas como en el confinamiento, vale si cobro menos y no puedo viajar y vale si trabajo menos y puedo sentarme a contemplar puestas de sol tan memorables y cercanas. Vale si hablo con los míos más y mejor que los nuevos pueden esperar. Pero , sobre todo, comparto a quien no le alcanza el dinero, el tiempo, el cariño, la salud...¿Qué puedo hacer por tí para que la vida no me coloque al lado de los que nos hacen mirar a la oscuridad?


Con los calcetines puestos y el ’cuppa’ en la mesita, os deseo felices sueños y una semana de amaneceres luminosos.




lunes, 5 de octubre de 2020

Intermitencias y latencias


Primer lunes de octubre y pasa de las 11 de la noche. No se si me dará la vida para publicar el post del lunes porque me acabo de sentar ahora, después de una intensa jornada de trabajo, comida estresada en dos turnos, a las dos y media adultos y a las tres y cuarto prole. Luego cambio de armario, porque empieza a refrescar. Compra, cena y fotocopias de última hora. No veo la hora de refugiarme bajo el edredón y dormir. 

Pero nos acercamos al objetivo y merece la pena. 

Hoy voy a retomar los principios del hygge danés y la poca o ninguna gracia que les hacen las comparaciones. Los americanos nos vendieron esas urbanizaciones con casas iguales en las que la competencia por tener más y mejor era lo más importante. 

En Dinamarca y, prácticamente, en todos los países nórdicos, trepar y sacrificarse por dinero, está mal visto. 

Por el contrario, dedicar tiempo a la formación y al crecimiento personal habla bien de nosotros. Dedicar tiempo al desarrollo de los hijos, también. 

Ahora mismo estamos todos en casa haciendo un poco lo que nos gusta, hay cojines y mantas mullidas, té y silencio. Así es fácil no desear el hygge del vecino. Más difícil sería no comparar, si la situación fuese a peor.

Pero ¿por qué tentar a la suerte? Ninguna comparación es correcta si no es con nosotros y siempre hacia conseguir ser la mejor versión de nosotros mismos. 

Así que telerin telerón, este post se acabó con un zapato en la mano y otro en el escalón, pero en lunes. Mucho hygge.


viernes, 2 de octubre de 2020

Árboles partidos.


Hoy el día ha amanecido ventoso, ha arrancado las celosías y alguna teja. Las sillas ruedan por la parte de detrás, y hace un momento se ha puesto a llover.

Pero lo más penoso ha sido ver como se partía la morera justo en el momento en que paraba el coche. La herida, desgarradora, no deja de ser metáfora para la suerte de situación en que vivimos. Se cayó nuestra sombra, nuestra intimidad... El viento ha partido el árbol por una herida que ya tenía. Posiblemente un sacrificio anterior habría evitado este desastre pero tal vez no, porque había un daño que requería acciones drásticas.

Haremos 'leña del árbol caído', literalmente hablando, mientras los distintos estamentos sociales hacen 'leña del árbol caído', en sentido figurado y se acusan sin fin por lo que pudo haber sido y no fue. 

Los habitantes de la sabana se preparan para reparar, limpiar, y sacar provecho del infortunio mientras los urbanitas lamentan, acusan y se repliegan en sus individualidades para tratar de solucionar una desgracia de la que sólo sacarán perdidas. 

Tengo mi taza de té, mis programaciones, veo mi Tara particular por la ventana  y haré como Scarlett: ya me preocuparé mañana.