lunes, 28 de diciembre de 2020

Libros para un ”hygge time”: La luz más oscura”

 


Tengo que reconocer que nada es gratuito en este libro de MJ Goya Martín. 

Me tenía ya ganada con el tema de fondo, aunque es un poco lazo, lo que ahora sería fake y muy Assassins, desde mi punto de vista.

Me ha encantado que escribiera sobre lo que conoce, el duro mundo de la minería, factor riesgo, mandamases sin escrúpulos, gobierno sin rumbo y personas al final del tunel... 

Aunque tengo que reconocer que me he perdido en los tecnicismos, he aprendido que hay un lecto desconocido para la inmensa mayoría y que si alguien tuviese que hacer la traducción necesitaría un minero para asesorarle.

A lo largo del relato se transmite el valor  de actuar por el bien común. Los dos personajes principales son muy altruistas y ese parece ser el vínculo entre ellos, que de otra forma no tendría sentido. Es por eso que algún acontecimiento de la novela, que parece no venir a cuento, es necesario para entender por qué Miguel y no otro.

¿Lo recomiendo? Sí, porque tiene algunos ingredientes que busco en una novela, ahora: he aprendido, hay un trasfondo histórico, no es largo y todo hace presumir que no es de ”sang i fetge". ¿La incluiría entre mis novelas favoritas? Se nota demasiado que se ha querido seguir un patrón de éxito y no es malo seguir las fórmulas, pero, como en repostería, a parte de la receta, están la experiencia y el secreto del pastelero. 

Esa novela que se lee de tirón en tarde de frío bajo una manta hygge, palomitas, un tazón de chocolate y dejamos la receta gourmet para otro día.


jueves, 24 de diciembre de 2020

Navidad, después de todo.

 


Parecía que no superaríamos septiembre sin llegar al confinamiento y estamos acabando el año. Estamos, que es importante. Compartiremos aunque sea hoy con unos, mañana, pasado...Alargaremos los días pero nos veremos. El watsapp está que arde de felicitaciones, villancicos y de fotos de los peques.

Cambiar el modo de hacer las cosas no es malo pero deja cierta desazón porque no se cumple con tradiciones. Pero mejor cambiar que dejar.

Podemos celebrar que estamos, aunque no estemos juntos. Podemos brindar por todos, aunque no estemos todos en la misma casa. Podemos regalar una llamada de teléfono, una videoconferencia, un mensaje. Dejar de quejarnos por no tener tiempo, porque tenemos todo el tiempo del mundo para querernos.

Estés donde estés, hoy alzaré mi copa y cuando diga por nosotros será también por los que estéis brindando conmigo, como si un lazo atemporal e interdimensional uniera nuestas copas en el deseo que, por primera vez en muchos años, nos une a toda la humanidad. 

🥂

lunes, 14 de diciembre de 2020

La vida es como ir en bicicleta.

 





La vida es como ir en bicicleta, parafraseando a Albert Einstein, nada más cierto. Para lograr el equilibrio hay que seguir pedaleando o lo que dice mi gestor de datos, seguir moviéndote.

No son buenos tiempos para seguir haciendo lo que hacíamos, ni para seguir pensando que el esfuerzo de hoy será el relax del mañana. 20 años esperando son suficientes para darse cuenta que tu trabajo hoy será el mismo que el del año que viene, y esa falta de culto al esfuerzo que recriminamos a nuestros jóvenes, es nuestro nirvana inconquistable. Nos seguiremos esforzando para sostenernos en la cresta de la hola o nos caeremos de la bici.

No parar. Si no es tiempo de crear, aprendemos. Si no hace tiempo para caminar, planchamos... pero hay que moverse para que no nos pueda la sensación de fracaso, de objetivos no conseguidos.

Es fácil pedalear por lugares llanos y solitarios, que es lo que han hecho los creativos en redes sociales y plataformas virtuales durante estos 20 años. Pero ahora es cuando viene la cuesta y veremos quién resiste y quien no. No servirá de nada ser el mejor ni el número uno. Es la época de los bambú, los que se inclinan cuando pasa el viento y se enderezan ante el buen tiempo. Aquellos a los que se les oye crecer si guardas silencio. 

Tienes varias opciones si eres un emprendedor de los que has sido sacudido por esta crisis. Lamentarte y pasar a engrosar las ordas de empleados de las que te jactaste de haberte librado; reinventarte, si sabes qué @#€. es eso; hacer frente y resistir cual roca transicional o pedalear. Si se te ocurren más opciones, cuentas con mi apoyo incondicional, pero yo voy a tatuarme una bici (pediré un colgante a los reyes), y voy a seguir aunque solo sea por mi propio equilibrio personal. 

Así que hoy nada de manta y chocolate. Si acabo de corregir a una hora prudente voy a  guardar la ropa, literalmente. 

Mucho hygge.

lunes, 7 de diciembre de 2020

Empezar a acabar.

 


La expectación que está generando la Navidad este año no es comparable a la que genera el fin de un annus horribilis, que me río yo de los que acompañaron a la corona británica. 

Pero ¿qué esperamos de este nuevo año? Una pandemia no nos ha enseñado lo que tiene valor. Los imcendios de la Amazonia se han olvidado y los desastres naturales no nos han ensordecido. La naturaleza grita y patalea sin por ello conmover nuestros sentimientos.

2021 deberíá ser un año para poner el contador a cero y volver a empezar, pero bien. Hay como un pánico contenido que nos impulsa hacia el consumo en lugar de hacia el sosiego y la calma. 

Creo que voy a dejar pasar el tren, no voy a coger ningún toro por los cuernos ni voy a salir de mi zona de confort. Ha llegado el momento de concentración en lo que hay y de disfrutar lo que nos dejen las circunstancias. El giro va a ser expectacular, hacia mí misma.¿Y quién sabe? Tal vez descubra que no me gusta ser vegana, ni minimalista, ni ordenada...

Ya he descubierto que me gustan los gatos, el chocolate en tazón redondito, las mantas mullidas y las chimeneas encendidas. Que no me gustan las mezclas de tés con frutas, los calcetines con muñecos en las puntas, los dulces sin azúcar y las personas sin humanidad.

Creo que estoy en el camino correcto.