lunes, 17 de febrero de 2020

Emociones procesadas

¡Qué la musa te pille trabajando! Piensa en positivo. Planifica tu futuro, es el lugar donde tienes que vivir... Pequeñas motivaciones, como instrucciones robóticas y a veces contradictorias que nos rodean en instagram, en el bullet journal, en tu motivational board.

El hombre empezó a utilizar  las máquinas con la idea de hacer menos trabajo, y ahora ya no trabajamos como personas, trabajamos como máquinas.

El ser humano anhelaba la luz natural en su lugar de trabajo. Un despacho con vistas sobre Manhattan era el summum del éxito. Hoy los cubículos son mejores porque la luz no debe incidir sobre la pantalla.

Hicimos las impresoras para gastar menos papel, y como no revisamos lo que copiamos, acabamos imprimiendo y gastando más papel que antes.

No hay límite para la hora que dejamos de trabajar y la burocracia supera al trabajo creativo.

Le llaman resiliencia a la capacidad de absorber el estrés y gestionarlo y se inventan el flow como si estuviésemos en stand-by. 

Antes escribías una carta porque el teléfono era caro para divagar. Hoy teléfono es trabajo, correo es trabajo y a tus amigos les envías emoticonos y videos prefabricados. Hablamos de alimentos procesados pero es que nuestros sentimientos y nuestras emociones están procesadas también. 

¿Te has parado a pensar cómo estás compitiendo con tu ordenador? ¿Realmente disfrutas de lo natural? ¿Vives hygge o te dan hygge? 


jueves, 13 de febrero de 2020

Hoy lunes o el jueves a 10.000

Debería decir, por fin. Pero no quedan fuerzas. Esta semana nos ha podido la gripe, la propia y la ajena. Nos han podido las circunstancias y lo circunstancial. El nervio, las noches toledanas... Y nos ha podido la emoción, el reconocer que no hay nada personal en el destino, que lo que tiene que pasar, pasa y pasa porque tiene que pasar, que el mundo es circular, aunque hay quien se empeñe en lo contrario. Lo que das bueno vuelve y lo malo también.

Ha costado mucho llegar a 10.000, cuando escribíamos más y cuando dejábamos de escribir. Cuando proyectábamos trabajar más y cuando la vida no daba para más. 

Pero todo llega y también llegarán los 20.000, gracias por estar ahí. Ojalá pudiéramos compartir un trozo de pastel y un café delante de la chimenea y una conversación. Porque de momento, solo hablo yo. 

lunes, 3 de febrero de 2020

Metas y planes de acción o flow.

Tanto temblor medioambiental, de salud, político, hace peligrar los cimientos económicos y allá que me he lanzado a escuchar videos sobre  inversiones, riqueza y demás y me he dado cuenta de que no acababa de estar convencida.

He tropezado con un video que parecía tener sus años y me ha sorprendido como ha planteado el tema. Decía que un judio fue invitado a una iglesia cristiana a poner en común las dos religiones y dar una conferencia. Entró en la sala y dijo: las dos religiones tienen en común amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo. Lo demás son palabras.

Este estudioso de la productividad y el éxito decía que  todas las personas exitosas tenían en común 'metas' y lo demás son palabras.

Una vez establecidas las metas hay que establecer un plan de acción, y ahí es donde voy. Antes de acabar el año me puse como meta llegar a los 10000 lectores pero ¿dónde se quedó mi plan de acción?

No hubo ningún esfuerzo extra, confié en la providencia, pero supongo que la providencia tenía algo mejor que hacer que alimentar mi ego.

Y entonces, en mi video el ponente seguía preguntando cuáles eran las 5 metas principales y que teníamos que ordenarlas por importancia. Y me dí cuenta que llegar a los 10000 lectores no era la primera, ni la segunda y que en la siguiente pregunta que implicaba reducir a tres casi se queda fuera porque iba empatada con otra.

Establecer planes de acción para metas de tercer o cuarto orden daba explicación a la inacción. Pero la que casi me deja fuera era la pregunta ¿qué harías si te dijeran que te quedan 6 meses de vida? Realmente, mis dos prioridades seguían siendo prioridades y llegar a los 10000 lectores no estaba entre ellas. 

Así que ¿hacemos un plan de acción o nos dejamos llevar por el flow? Seguro que a hombres de negocios con mucho éxito les importaban más los números que su familia o su bienestar emocional o espiritual. No viene al caso. Todavía ando conociéndome, descubriéndome facetas nuevas y sorprendiéndome. Pero se que no soy ambiciosa y que soy de letras. Buen hygge.