jueves, 10 de febrero de 2022

Somos invitados y nos hemos quedado más de tres días...


Cuando el hombre creyó haber conquistado la tierra y empezó a pensar en la luna, la tierra le demostró lo frágil que es, lo poco necesario que resulta y casi que es un estorbo. 

No somos los dueños, más bien los invitados que venían a pasar unos días y a los que casi hay que pedirles permiso. Y digo casi porque la naturaleza pasa de nosotros cuando hace temblar el suelo bajo nuestros pies.

Y lo peor es que nuestras sibaritas costumbres de más lejos, más raro nos llevan a costumbres como comer langosta o murciélago. A veces las condiciones de manipulación son salubles pero cuando rozan llo insaluble detonan pandemias que nos meten a todos las cabras en el corral. Después  de dos años de incertidumbre siguen existiendo las mismas supersticiones y las mismas costumbres.

Además, por si la naturaleza por si sola no fuese suficientemente eficiente, le ha demostrado a los que gobiernan lo que pasaría en caso de una guerra biológica. Lejos de llevarse las manos a la cara horrorizados, se las frotan porque pueden controlarnos.

El virus pasará pero el miedo ha venido a quedarse. La incertidumbre se convierte en un ladrillo estresante que tendremos que combatir con resiliencia.


Dormir con los ojos abiertos.




Hay ocasiones en que esta cualidad, don, habilidad, (llámese como quiera) de dormir con los ojos abiertos es lo que le pediría al genio de la lámpara. Esas reuniones tediosas, esas charlas infructuosas, los cursillos después de una jornada interminable... Poder manifestar una atenció inquebrantable mientras abrazas a Morfeo.

Abandonar el mundo consciente para sumergirse en un mar de inconsciencia, tal vez una playa en Malibu, un paseo a pie por Les Champs-Elysées, un paseo en bici por los alrededores de la Sirenita danesa, una ceremonia de Té en Japón ... Cualquier cosa mientras tus ojos se abren ante la aburrida promesa de contenido superfluo, pérdidas de tiempo sistemáticas...

Mientras la lámpara siga en la cueva de Alí Babá, seguiremos jugando a entretener el cerebro, poniendo cara de póker, o de idiota... Cada uno según sus habilidades o según la providencia nos tenga reservado.

Pero si duermo con los ojos cerrados que no me pillen... Y si me pillan... Estaba meditando... Y si ronco... Estaba en grado de meditación profundo.

Hoy café, doble.