jueves, 10 de febrero de 2022

Dormir con los ojos abiertos.




Hay ocasiones en que esta cualidad, don, habilidad, (llámese como quiera) de dormir con los ojos abiertos es lo que le pediría al genio de la lámpara. Esas reuniones tediosas, esas charlas infructuosas, los cursillos después de una jornada interminable... Poder manifestar una atenció inquebrantable mientras abrazas a Morfeo.

Abandonar el mundo consciente para sumergirse en un mar de inconsciencia, tal vez una playa en Malibu, un paseo a pie por Les Champs-Elysées, un paseo en bici por los alrededores de la Sirenita danesa, una ceremonia de Té en Japón ... Cualquier cosa mientras tus ojos se abren ante la aburrida promesa de contenido superfluo, pérdidas de tiempo sistemáticas...

Mientras la lámpara siga en la cueva de Alí Babá, seguiremos jugando a entretener el cerebro, poniendo cara de póker, o de idiota... Cada uno según sus habilidades o según la providencia nos tenga reservado.

Pero si duermo con los ojos cerrados que no me pillen... Y si me pillan... Estaba meditando... Y si ronco... Estaba en grado de meditación profundo.

Hoy café, doble. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario