domingo, 8 de enero de 2017

Cómo encontrar nuestro 'ikigai'

En el post de ayer dejamos claro que es esencial en la vida buscar el ikigai y en el aire cómo lograrlo.
El ikigai está en la intersección de cuatro componentes fundamentales: pasión, vocación, profesión y misión.

Hay personas que sienten vocación o pasión por lo que hacen, pero es difícil encontrar alguien que sea capaz de poner en su día a día todo a la vez. Hay personas a las que les gusta su trabajo de fontanero pero siente pasión por la música y simplemente la pone de fondo para trabajar. Otra cosa es que sepa ver la trascendencia de su trabajo o sea capaz de proyectarse al margen de la pasión que ocupa parte importante de su tiempo de ocio, o que se esté preguntando continuamente que hubiese sido de él si se hubiese dedicado profesionalmente a la música. 

Aquí están las intersecciones simples que podemos ir cuestionándonos. Tal vez el resultado nos sorprenda o nos haga plantearnos que algo no va bien. En cualquier caso no hay que tener miedo. Preguntar es la base del conocimiento, aunque preguntarnos a nosotros mismo siempre dé mucho miedo.

Eso por lo que te pagan y en lo que eres bueno, es tu profesión
Eso en lo que eres bueno y que amas, es tu pasión
Eso que amas y que el mundo necesita, es tu misión
Eso que el mundo necesita y por lo que te pagan, es tu vocación
 

La búsqueda del Ikigai no está reservada a unos pocos ni es cuestión de suerte, se trata de la  actitud con la que cada cual se enfrenta a la vida.  Yo he completado las asociaciones en el plano profesional y creo que 'en lo que eres bueno' hay que ser humilde y preguntar a los demás, pero creo que estoy bastante cerca de mi Ikigai. Pero las personas tenemos muchas dimensiones, a parte de la profesional, además crecemos y cambiamos y el ikigai oscila y hay que volver a situarlo en su lugar correcto.
 
Hay quien prefiere quedarse en la zona de confort, en un trabajo estable que tal vez no le apasiona pero que le permite vivir con cierta tranquilidad. Hay quien se arriesga para conseguir que lo que le apasiona se convierta en su modo de vida. Los dos caminos son válidos siempre que se tenga presente que no es necesario hacer cambios materiales porque la mayor transformación tiene que partir de tu interior, no de lo externo.
 
Lo realmente revelador es que la  motivación y el significado de la vida que se aúnan en el  Ikigai,  asocian el estado creativo y activo que relaciona emociones  y por tanto aumenta la productividad. Dicen incluso que aquellos que consiguen interseccionar bien todos los componentes tienen mayor esperanza de vida. Yo opino que si no mayor esperanza de vida, por lo menos sí más calidad.

¿Qué opináis?
 
 
 

 

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