jueves, 19 de julio de 2018

Aprendiendo a desaprender: incongruencias.

Parece una ironía hacer una calle tan estrecha y colgarle un farol.

Si hay alguien dentro del callejón ves que recorta la luz del otro lado. Y una vez dentro, poco sentido tiene un acorralamiento porque ya tienen que entrar con la mano en alto para atacar, porque dentro pasas con la espalda en una casa y la barriga en la otra y moverse no resulta fácil. 

Pero los sinsentido abundan en una sociedad tan dada a pensar en las pegas en vez de en las soluciones. Nuestros hijos son maestros de la escusa, y genios de las justificaciones. Y han aprendido de nosotros, mal que nos pese.

Haciendo caso a las recomendaciones de una youtuber, vi hace unas semanas Planeta Libre. No es la mejor película del mundo pero es muy curiosa y sobre todo pone de manifiesto nuestros más ridículos sinsentidos. Destruimos nuestra casa, nos envenenamos con humo, nacemos en cajas de metacrilato, viajamos en cajas de metal, vivimos en cajas de cemento y morimos en cajas de madera. No apreciamos la energía vital ni el agua. No somos amables y mucho menos sinceros. 

Justificamos nuestras 'necesidades', aunque no lo necesitemos. Las salidas de tono siempre son culpa de los demás. Y lo peor es que vamos enseñando a nuestros hijos, que nacen reconociendo lo que es importante y sin ideas preconcebidas, a crear sistemas de defensa contra nuestros miedos, no contra los suyos. ¿De qué tienes miedo? ¿De qué tiene miedo tú hijo? Yo odio los huecos estrechos sin luz. 

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