lunes, 24 de septiembre de 2018

De lagos y montañas o la nada.

Hay lugares que convertimos en telúricos  o quizá ya lo son. Sitios donde te gustaría perderte o diluirte.
Seguro que habéis experimentado el adelanto ante situaciones de extrema tensión que luego se quedan en humo, pero como tú no te has deshecho de la adrenalina, ahí estás con una ansiedad de mil demonios, inmovilizado incluso para relajarte, o hacer nada excepto esperar que el humo se disipe.
El lago y la montaña de San Manuel Bueno Mártir se hacen presentes mientras te debates entre ahogarte o escalar. Pero no haces nada.
Esperas, ese mal que se quedó en el fondo del ánfora. La esperanza, es lo último que quedó en la caja.
Pero podréis entender que no es ese mi fuerte, así que me he puesto a ordenar la cocina y a "aparcar" platos mientras pasaba la tormenta entre el lago y la montaña. Y no se ha pasado.
Así que difusor, sofá en rinconcito silencioso y a escribir. Hacer aquello que nos hace felices no disminuye  la ansiedad y menos si tu hijo tiene exámen de música con una canción cuyo título empieza por  Epitafio... ¿Te hace gracia? A mí no, ni con café... Pero pronto serán las 10 y el silencio embargará mi espíritu llevándolo hacia remansos de paz como este jardín detrás del castelo en Milán . Felices noches después de haciagas tardes.



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