jueves, 27 de diciembre de 2018

La palabra de final de año es Decluttear.

Lo mejor en estos últimos días del año sería viajar y enriquecerse de experiencias, pero eso no es siempre posible.

Pero sí es un buen momento para simplificar nuestras pertenencias, ordenarlas, ver que necesitas cambiar, y todo implica sentarse ante nuestro pasado slow, mindfulness y ejercitar el desapego del miedo al futuro.

Respira.

Asociamos desapego a desprendimiento, un acto que cuesta menos en Navidad, donde nos sentimos generosos. Pero el miedo al futuro económico incierto nos hace conservar toallas, sábanas y ropa que no nos da ninguna felicidad.

Respira.

El miedo a olvidar nos hace conservar fotos que tienen poco valor, repetidas, en cajones y discos duros. Recuerdo que mis padres tenían una caja de metal con todas sus fotos, y las nuestras. No hacía falta más para una tarde de lluvia con recuerdos.

Respira.

El miedo a dejar de sernos, nos apega a libros, discos, zapatos, colecciones miles.

Respira.

El miedo a dejar de vivir nos empuja a dejar impronta y recuerdo en los que nos rodean con "cosas" que solo son importantes para uno mismo, cuando lo mejor sería no dejar más que lo que nos sea pedido.

Cuando eres capaz de liberarte de esa carga, empiezas a experimentar el desapego, y la experiencia es por sí misma liberadora, libera peso físico y emocional y libera endorfinas lo que la convierte en adictiva. 

Respira, date un respiro, el año se acaba... tambien puedes decluttear tus emociones y desprenderte de alguna que te resulte incómoda; es la hora de borrar compañías tóxicas. Toda la gente aprovecha el cambio de año para cambiar de hábitos, pero eso son propósitos, ¿Los dejamos para otro monento? 



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