lunes, 1 de julio de 2019

La diferencia la marca el hygge.

Cuando ya han pasado dos años y medio de recoger propuestas para vivir desde una perspectiva hygge, reflexionamos para ver que nos ha aportado.

Lo primero es no llegar al periodo vacacional con ansia. Hemos ido dándole vacaciones a cada día, conciliando el trabjo intenso con esos chocos frente a la chimenea, leyendo y releyendo con asiduidad. Convirtiendo las tareas diarias en periodos rutinarios de medias horas con momentos creativos intermedios. 

Sin miedo a comenzar nuevos proyectos y a dejar otros que económicamente son más interesantes, pero que extremece el ikigai. No todo se limita al dinero, aunque en el deseo de todos está que no falte.

Cuando se encuentra placer en trabajar, ofrecer una alternativa es insultante,  pero cuando son otras cosas las que proporcionan ese espacio de crecimiento personal, dedicar más tiempo al trabajo que el necesario no habla bien de la persona que tienes delante, o al menos así lo creen los nórdicos. Pasear, hacer deporte, aprender, leer, conversar... son prácticas hygge que están acomodándose paulatinamente en el día a día y por tanto las vacaciones son más tiempo para el hygge y para esas tareas domésticas que necesitan un poco más de esfuerzo. 

Así que vamos a probar algo diferente, "vacacionamos" en este blog y vamos a por un proyecto nuevo. Lykkelige helligdage.

No hay comentarios:

Publicar un comentario