lunes, 14 de diciembre de 2020

La vida es como ir en bicicleta.

 





La vida es como ir en bicicleta, parafraseando a Albert Einstein, nada más cierto. Para lograr el equilibrio hay que seguir pedaleando o lo que dice mi gestor de datos, seguir moviéndote.

No son buenos tiempos para seguir haciendo lo que hacíamos, ni para seguir pensando que el esfuerzo de hoy será el relax del mañana. 20 años esperando son suficientes para darse cuenta que tu trabajo hoy será el mismo que el del año que viene, y esa falta de culto al esfuerzo que recriminamos a nuestros jóvenes, es nuestro nirvana inconquistable. Nos seguiremos esforzando para sostenernos en la cresta de la hola o nos caeremos de la bici.

No parar. Si no es tiempo de crear, aprendemos. Si no hace tiempo para caminar, planchamos... pero hay que moverse para que no nos pueda la sensación de fracaso, de objetivos no conseguidos.

Es fácil pedalear por lugares llanos y solitarios, que es lo que han hecho los creativos en redes sociales y plataformas virtuales durante estos 20 años. Pero ahora es cuando viene la cuesta y veremos quién resiste y quien no. No servirá de nada ser el mejor ni el número uno. Es la época de los bambú, los que se inclinan cuando pasa el viento y se enderezan ante el buen tiempo. Aquellos a los que se les oye crecer si guardas silencio. 

Tienes varias opciones si eres un emprendedor de los que has sido sacudido por esta crisis. Lamentarte y pasar a engrosar las ordas de empleados de las que te jactaste de haberte librado; reinventarte, si sabes qué @#€. es eso; hacer frente y resistir cual roca transicional o pedalear. Si se te ocurren más opciones, cuentas con mi apoyo incondicional, pero yo voy a tatuarme una bici (pediré un colgante a los reyes), y voy a seguir aunque solo sea por mi propio equilibrio personal. 

Así que hoy nada de manta y chocolate. Si acabo de corregir a una hora prudente voy a  guardar la ropa, literalmente. 

Mucho hygge.

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