jueves, 27 de abril de 2023

Déjà vu.

 


Cuando empezaba a trabajar, los ordenadores se veían con recelo, cuando no con miedo y, recuerdo con cierta amargura, como me llamaron al orden por ’jugar’con el portátil en clase. 

Y lo que tememos lo contrarrestamos con actitudes de retroceso en vez de contemplar las ventajas. Me enorgullece haber liderado ese cambio hacia el futuro y haber estado presente en la compra del primer ordenador al que luego siguieron muchos y los mismos que se preguntaban cómo tendrían que plantear los trabajos para que no copiaran y pegaran no podrían vivir sin el diabólico aparto.

Ahora son las IA. Más lápiz, libreta, ¿Qué aprenderán?.., ¿temor?. Esto no es una moda pasajera y viene para quedarse. Si la pandemia no ha conseguido cambiar el paradigma de aprendizaje, quizá ahora las IA nos obliguen a revisar un patrón que se queda obsoleto por momentos. 

Para un cambio hygge, aprende a utilizarlo, piérdele  el miedo, mide sus límites y pídele a ellos, los alumnos, que lo utilicen y que mejoren el resultado. Crea alumnos inconformistas y que no les pase lo mismo que a los protagonistas de la Quest, aquellos caballeros en busca del Grial que volvieron sin él porque no supieron hacer la pregunta correcta.

El fracaso no será que no aprendan sino que no seamos capaces de enseñarles a aprender, que no seamos capaces de provocar su curiosidad y que no les mostremos el camino de aprender a hacer las preguntas correctas.

Y mientras seguimos aprendiendo.

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