martes, 20 de diciembre de 2016

A mí con paradigmas.

Ayer me preguntaron que era un paradigma educativo. Un paradigma es  algo que hacemos porque todo el mundo lo hace pero que, con el paso del tiempo, hemos olvidado por qué. Resulta a veces conveniente porque produce tranquilidad  saber que el entorno aceptará las cosas porque sí, porque no se creará conflicto ni nadie saldrá perjudicado. un poco al estilo de Un Mundo Feliz de Aldoux Huxley. Pero lo cierto es que conforme va pasando el tiempo  se va haciendo cada vez más ridículo sostener paradigmas que ya han perdido su razón de ser. No solo es aplicable a la educación. La sociedad descarta paradigmas y los crea de forma muy rápida y todo lo que tiene lugar en ella se ve afectado.
 
Suele observarse en las relaciones de pareja cuando se enfrentan dos modos de hacer que corresponden a paradigmas diferentes. Más evidentes cuanto mayor es la separación entre los núcleos de origen.
 Mira el vídeo y pregúntate ¿Qué 'monos' te están pegando para que no cambies?
 
La neurolingüística dice que quien siempre hace lo que ha hecho obtiene lo que siempre ha obtenido. Si quieres que las cosas cambien, debes empezar a hacer las cosas de forma diferente. Los paradigmas los puedes romper, pero por favor, no vayas a crear otros.

Yo, de momento, cuando veo una escalera me voy a buscar el ascensor, que yo ya hace tiempo que me declaré divergente.

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