martes, 3 de enero de 2017

Tras los muros del convento de clausura ¿Hay hygge?

Ellas se describen como humildes, sencillas, trabajadoras, simpáticas y muy divertidas. lo cierto es que continuando con el análisis de la simplicidad, he aquí un ejemplo total.

Les sorprende que la gente les pregunte si se aburren. su respuesta suele ser ¿Cuándo?  Normalmente se levantan a las  7.30 h se despiertan y acuden a la iglesia a rezar. A las 8 h celebran una misa abierta a todo el mundo. A las 9 h rezan en privado y seguidamente van a desayunar   a las 9.30, un desayuno muy sencillo: leche y pan. Tras recoger todo y fregar nos queda un poquito de tiempo libre hasta las 10 h para que cada una haga lo que le resulte oportuno. Normalmente aprovechamos ese tiempo para organizar nuestro cuarto, leer o simplemente dar un paseo. A las 10 h es hora de trabajar. Cada una tiene asignadas varias tareas, aunque si la tarea es especial la hacemos entre todas, como hacer dulces para ocasiones especiales, etc. No solo cocinan, limpian y preparan la ropa: las monjas también tienen una huerta y ovejas que tienen que atender diariamente.  De vez en cuando asociaciones o grupos grandes nos traen ropa para limpiar y planchar. Trabajan con humor y mucha paz
A la una es la hora de comer en el convento. El menú no suele salirse de lo habitual: verduras, legumbres... Una vez retirada la mesa y finalizada la tarea de fregado, las hermanas cuentan con tiempo libre, hasta la cuatro, para dedicarlo a sus aficiones. A las cuatro en punto las hermanas vuelven a rezar hasta las cinco menos cuarto, cuando reanudan sus tareas y  acondicionan los cuartos apropiadamente para las personas que vienen al convento a pasar unos días de retiro. No son pocas las personas que acuden a nosotras en busca de tranquilidad en una época dura para ellas. Por ejemplo hemos alojado a varias que en época de exámenes han necesitado tranquilidad y un silencio absoluto para concentrarse.
A las 18.30 h termina el horario de visitas del convento, ya que las hermanas acuden a rezar a la iglesia hasta las 20 h, hora de la cena. Micaela asegura que les encanta recibir visitas: "nos encanta charlar con la gente. Para las visitas preparamos rosquillas y un poquito de vino dulce si tienen la edad apropiada. Nos gusta mucho intercambiar opiniones, hablar, contar y que nos cuenten".
Después de los rezos y la formación personal, las monjas acuden a cenar a las ocho en punto. Tras la cena van a ver las noticias en la televisión. "No vivimos en una burbuja, sabemos todo el sufrimiento que hay fuera y rezamos por ello. Después de ver el informativo, tras una breve oración, hacia las 22 h nos acostamos. Madrugamos mucho y al final del día terminamos agotadas".
¿Qué tiene esto de hygge? Primero , no hay estrés, la rutina libera de la incertidumbre del qué hago ahora, la calma la buscan hasta desde fuera, los cantos, las velas, el recogimiento espiritual, la lectura. No tiene nada que ver con la mundanalidad del hygge, pero esa sensación de bienestar y paz espiritual trasciende los muros. 
 

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