viernes, 24 de febrero de 2017

La teoría de la sabana o la teoría de la polémica.

En esta búsqueda de la felicidad he encontrado una teoría que levanta ampollas, y más si la sueltas a bocajarro y sin más explicación. Se denomina 'la teoría de la sabana'.

Explica que los primeros homínidos aparecieron en África y se desarrollaron de forma tribal en la sabana. Crearon vínculos familiares de protección y supervivencia, conquistando amplios espacios y viviendo de su trabajo diario. Hoy en día serían aquellas personas que experimentan mayor felicidad en contacto con la naturaleza y fuera de las ciudades y establecen relaciones familiares de amplio espectro y muy estrechas como sus familiares. 

La finalidad de la teoría es explicar por qué hay quien prefiere  la ciudad y encuentra la felicidad en  tener pocas relaciones con amigos o familia y aquí es donde nace lo desafortunado de la teoría. Presupone una inteligencia alta a los últimos y media a los primeros.
 
No creo que sea una cuestión de inteligencia sino de inquietud creativa. Hay personas que sueñan con dejar la ciudad y dedicarse a cuidar 'viñas', pero que tienen 'espíritu emprendedor, viven y disfrutan la ciudad y su círculo de relación es bastante estrecho. Estarían en el campo una semana y a la siguiente viendo la forma de crear una bodega y comerciar. Hay quien ha dejado el mundanal ruido como Gaucho Zen y ha acabado convirtiéndose en vlogger. Uno de los pastores de ovejas más enamorados de su trabajo ya ha publicado tres libros de poemas (Adrian Pérez 'Pastoreando Versos').  Y el crear relaciones familiares amplias depende más de como se es que de lo inteligente que seas.

Hoy he hecho uso de esta teoría y he observado tantas reacciones como personas habían y he vuelto a recordar mi poema favorito de Machado:

Parque Nacional de Montfragüe.
Poned sobre los campos
un carbonero, un sabio y un poeta.
Veréis cómo el poeta admira y calla,
El sabio mira y piensa...
Seguramente, el carbonero busca
las moras o las setas.
Llevadlos al teatro
y solo el carbonero no bosteza.
Quien prefiere lo vivo a lo pintado
es el hombre que piensa, canta o sueña.
El carbonero tiene
llena de fantasías la cabeza.


Había de los tres escuchando. A mi me gustaría ser como el carbonero pero creo que me ha tocado ser quien escribió la obra.... el sabio y el poeta bostezaron....pero los niños  son como el carbonero .... por eso me gusta seguir 'escribiendo'. 





 

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