jueves, 22 de junio de 2017

Estuvimos allí. La Trastienda.


  Aprovechando que me han seleccionado para participar en un proyecto culinario de Consum que podéis seguir en su blog, se me ha ocurrido que podría hablar de esos lugares que he visitado y que de alguna forma han supuesto una experiencia hygge.

  Acababamos de llegar a Granada y como siempre a la búsqueda del hotel con encanto. Los hoteles con encanto suelen estar en el casco antiguo y siempre son costosos de encontrar. Una vez aparcamos el coche, nos aconsejaron taxi porque a cierta hora solo ellos pueden circular. 

  A las 12 de la noche imposible cenar en el hotel, así que le pedimos al taxista que nos llevase a algún sitio a cenar. Nos recomendó La Trastienda. Al entrar me recordó el ultramarinos de mi abuelo, sobre todo la báscula, el embutido colgado, las latas, el olor... Nos invitaron a pasar detrás y allí con sillas y mesas bajas y luz tenue cenamos vino y una tabla de embutidos. Tengo que decir que algunos estaban buenos y otros tenían un sabor peculiar, el vino era de Rioja. Pero algo más que en Viena, a esa misma hora, comimos. facebook.com/latrastienda1836/
  No nos fuimos con un te a dormir. Hoy parece que las cosas van cambiando Pero la experiencia hyggelig continuó con el paseo. Por esa calle que sube se va a la Alhambra, uno de esos lugares telúricos que a fuerza de leyenda y buena literatura se han convertido en mágicos. Si me gustó a la luz del día la primera vez que estuve no tengo palabras para la noche. Vivídlo, y ya me contáis.

Otro día os cuento como fue encontrar a Stephen Hawking.

No hay comentarios:

Publicar un comentario