miércoles, 7 de junio de 2017

Los principios y los finales.

Los principios esán llenos de incertidumbre. No sabemos que nos depara el nuevo trabajo, el nuevo año laboral (la tan consabida frase, después del verano haremos cambios), el nuevo jefe, los nuevos compañeos, los objetivos, las espectativas...Y si se trata de una nueva pareja además el componente emocional pasa a primer lugar.
Es como que necesitamos un tiempo para planificar los cambios y esperamos a después de unas vacaciones para plantearlos, y confiamos en que el descanso de los empleados les de fuerzas para asumirlos. A veces también hacemos lo mismo con las relaciones, utilizamos un periodo vacacional para solucionar, proponer o cambiar.
Pero si los principios son temidos, los finales... Son necesarios en un trabajo, tomando como final las vacaciones porque la sobrecarga emocional y el cansancio físico hacen mella. Se producen en una relación básicamente por las mismas razones. Están implícitos en la relación del ser humano con la vida.
Pero a mi me gustan esos finales necesarios de renovación personal, poner fin a situaciones de bloqueo para dar rienda suelta a emociones positivas. Según la biodescodificación las enfermedades obedecen a situaciones anímicas, psíquicas, miedos, traumas y sobre todo a bloqueos postraumáticos. Creo que no conozco a nadie que no haya experimentado algún trauma a lo largo de su vida. Lo que si he conocido es distintas formas de afrontarlo. La evitación u ocultación da lugar a bloqueos mientras que la exteriorización no. Las personas más comunicativas no padecen las enfermedades de forma tan severa, ni se llevan a casa los malos rollos del trabajo, ni generan contra la pareja excesos de rencor acumulado.
Las cosas empiezan, las cosas acaban, y en el camino vamos construyendo el modo en como las vivimos. ¿Y tú?  Hoy mi pequeño empieza a estirar las alas, pero yo no soy un pájaro. Seguro que alguien me entiende.

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