jueves, 1 de junio de 2017

Llega el hygge de verano.

Se acercan las vacaciones para los que trabajan todo el año, para los que no tienen esa sensación se acerca el verano, el calor, el agua, el refresquito...
Los que se toman la vida hygge aprovechan estos primero rayos para tumbarse cómodamente al sol con un libro o una revista, una bebida fría y la sensación de que el tiempo es lo menos importante... solo la necesidad de cambiar de ambiente se impone. 
Hay que moverse despacio, hace calor, disfrutar que el cuerpo está más en contacto con el entorno, sin las ataduras del invierno.
El Camino de Santiago para iniciar el espíritu, Sintra en Portugal buscando el pozo de los templarios, el paisaje del último libro leído, un sueño por cumplir, un paso a lo desconocido, un viaje lleno de multiples viajes, días infinitos en la piscina con baño nocturno, noches de charlas interminables en el parque. Como gustéis, pero gustad, disfrutad de ese momento que nos brinda el año de días largos.
Tiempo para descubrir cómo cambian tus hijos mientras desayunas con ellos decidiendo qué hacemos hoy y cuando hacemos lo otro, escogiendo que nos llevamos, si se hacen o no deberes, si vamos a comprar libros, qué libros, quién hace las camas y quién barre.
Así que cambiamos el pijama por el bañador, la manta por la toalla, el chocolate por el refresco las velas y la chimenea por el sol. Por lo demás, las reuniones familiares y la sensación de disfrutar las pequeñas cosas continúa. Hay que cuidar los momentos de tensión porque nuestro caracter mediterraneo no lleva bien lo de compartir espacios reducidos mucho tiempo, y aparecen roces, pero recuerda que fuera se está bien. 

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