lunes, 13 de mayo de 2019

Libros para un "hygge time". Primera taza.

Vale, ya tienes el café, las babuchas de entretiempo, aunque prefiero ir descalza, el rincón perfecto para una tarde de ventana Convivencia
 y Supervivencia por si no sabes a qué me refiero, y ¿qué libro te coges?

 Creo que es la pregunta que más temo, ¿cuál es tu libro favorito? Para alguien que empezó leyendo La pequeña Dorrit de Ch. Dickens, a la que prohibieron la entrada en la biblioteca del cole cuando acabé con las colecciones de Los Cinco y Puck en un trimestre y deboró Los tres mosqueteros de Dumas, que compraba en el quiosco libros de Marcial la Fuente y de Corin Tellado porque eran baratos y los cambio por Los miserables, Crimen y castigo, Ivanhoe, todo antes de los 13, creo que elegir es muy, muy penoso. Tanto como definir de qué me gusta más llenar la hygge taza cada noche. Hay noches de chocolate con nubes, otras de café con leche, otras de cacao... 

Pero en un ataque de optimismo, después de más de 2000 libros leídos, mi primera taza se llena con los 10 que he vuelto a leer más veces. Y son Ivanhoe de Walter Scott y La pimpinela escarlata de Emma Orczy. Dune de Frank Herbert. Orgullo y perjuicio y Sentido y sensibilidad de Jane Austen, Por quién doblan las campanas de Hemingway. De teatro, La gata sobre el tejado de zinc caliente de Tennessee Williams y Macbeth de Shakespeare. Si, hay 9, falta el de poesía, y ese es el de Walt Whitman, Leaves of Grass, y me encanta la selección de J L Borges y su traducción. ¿Ecléctica? No tanto. Esta sería una primera taza para dejar volar la imaginación, pero tengo más listas.

¿Qué tienen en común los de esta primera taza? Personajes femeninos que no pertenecen a su época, seguras, independientes, capaces de actuar de forma singular en un mundo de roles muy definidos. Y ¿Walt? Con el no valen las etiquetas, lo vio todo y lo dio todo y mientras se debate sobre su sexualidad, se pierde la esencia de la persona, capaz de trascenderse a las contenciones humanas y expresarse en total libertad.

Me ha parecido muy interesante y enriquecedor dedicar la semana a analizar lo que de verdad me gusta. Aunque quien me conoce sabe que mis listas están abiertas.

Una alumna dijo, la semana pasada, de mí: No te preocupes, hay pocas cosas que la sorprendan... Perdón,  todavía tengo capacidad de sorprenderme, y de emocionarme y de sentir. Seguiré leyendo y buscando y llenando hygge tazas de libros.

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