jueves, 12 de diciembre de 2019

Tres años y un día de hygge.


Tres años y un día suena a condena, y sin embargo no me he sentido más libre ni en paracaídas.  

Ya son tres años apostando por el hygge y ahora que por fin parece que el temporal emocional, de final de trimestre, amaina, empieza otro temporal de viento.

Hay objetivos por cumplir, muchas reflexiones por hacer y la Navidad a la vuelta de la esquina. 

Quisiera creer que vivimoshygge ha animado a alguien, le ha sacado una sonrisa o le ha enseñado algo. 

A mi, la experiencia desde este lado, me ha relacionado fugazmente con  instagramers, y largamente con gente muy 'bonita'. Me han hecho sonreír personas que viven la vida con dificultades y mucha ilusión. Sigo creyendo que el tesón y el esfuerzo pueden más que la capacidad académica. Y aprendo  de madres que se consideran malas porque no son superwoman, aunque los demás las vean así. 

Me he roto física y emocionalmente más de dos veces en un mes  y estoy deseando que llegue la de arena, porque de cal estoy 'blanca', así que me voy a conformar con 'casis' y voy a tomarme el té con manta y chimenea. 

Fuera el viento amenaza con hacernos amanecer en Oz, sin corazón, ni valor, ni cerebro y con dolor de cabeza. And if things don't go right I will go left. 😉



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