domingo, 19 de abril de 2020

Hygge, ¿supongo? En La librería del Sr Livingstone.

En estos tiempos que corren, bueno, ya no corren tanto... Tendremos que cambiar las frases hechas.

Vuelvo a intentarlo. Parece que todos están empeñados en hacernos creer que tenemos mucho tiempo durante el confinamiento, y algo de razón tendrán, pero yo no sé que hago con él porque por no darme, no me ha dado ni para el post de la semana pasada, pero quien no haya tenido un bajón que levante la mano. 

A lo que íbamos. Reconozco que he pasado un mes y no me apetecía ver ni películas ni leer libros, ni escribir. He hecho muchas cosas menos alimentar el intelecto. Así que decidí tomar las riendas y empecé un diario, pero que no cunda el pánico. Me puse a mirar posibilidades y me decanté por Anna. Una película muy serie Nikita. No era ninguna maravilla pero me llevó a sitios en los que había estado y me distrajo, sí, es la palabra. 

Pero había un tema pendiente, con los libros no había tenido tanta suerte. Los dos que había elegido no me engancharon y lo sé cuando empiezo a pasar-saltar páginas. Pero a la tercera fue la vencida. 

La librería del Sr Livingstone de Mónica Gutiérrez me pilló desde el primer momento porque no parecía de violencia y los protagonistas tenían más de 15 años, casi todos. Confluía el ambiente inglés y una librería... Dentro del confinamiento, creo que si pudiera 'elegir' un sitio para pasarlo sería la librería de la novela, con todos esos personajes tan singulares y con los que, por alguna extraña razón, me identifico, incluso con la señora  Dresde.

Necesitaba un libro que me hiciese viajar a uno de mis  lugares favoritos, las librerías. 

El contexto no es histórico como el de mis  novelas favoritas, pero hay historia, no hay violencia pero hay un duelo de palabras, no hay crimen pero hay un amable misterio y mucho amor por lo que realmente importa... Ahora seréis vosotros los que saquéis conclusiones.

Además creo que esta autora y yo compartimos un par de cosas. Una palabra: Serendipity y un concepto  de lo que es hygge muy claro, suelos de madera, chimeneas, sillones de terciopelo, libros y ventanas a lo infinito. 

Me ha devuelto la fe en la búsqueda,  en que hay libros que si que pueden acompañarme en estos tiempos... 


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