viernes, 2 de octubre de 2020

Árboles partidos.


Hoy el día ha amanecido ventoso, ha arrancado las celosías y alguna teja. Las sillas ruedan por la parte de detrás, y hace un momento se ha puesto a llover.

Pero lo más penoso ha sido ver como se partía la morera justo en el momento en que paraba el coche. La herida, desgarradora, no deja de ser metáfora para la suerte de situación en que vivimos. Se cayó nuestra sombra, nuestra intimidad... El viento ha partido el árbol por una herida que ya tenía. Posiblemente un sacrificio anterior habría evitado este desastre pero tal vez no, porque había un daño que requería acciones drásticas.

Haremos 'leña del árbol caído', literalmente hablando, mientras los distintos estamentos sociales hacen 'leña del árbol caído', en sentido figurado y se acusan sin fin por lo que pudo haber sido y no fue. 

Los habitantes de la sabana se preparan para reparar, limpiar, y sacar provecho del infortunio mientras los urbanitas lamentan, acusan y se repliegan en sus individualidades para tratar de solucionar una desgracia de la que sólo sacarán perdidas. 

Tengo mi taza de té, mis programaciones, veo mi Tara particular por la ventana  y haré como Scarlett: ya me preocuparé mañana. 


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