lunes, 9 de noviembre de 2020

Como gallo sin cabeza.


 Cada día empezamos mirando el despertador con recelo y preguntándonos qué habría que hacer para dormir un par de horas más. Una vez en pie, seguimos con las rutinas, maldiciendo las que son repetitivas, y anhelando un desayuno relajado como antaño. 

Las cosas no van a mejor porque el cansancio nos puede y luego llegan las tareas acumuladas, la burocracia, la intendencia y acabar el día pensando que no hemos hecho nada y que solo hemos ido de aquí para allá "como gallo sin cabeza".

Nunca lo había visto así hasta que empecé el master de productividad y comprendí que el tiempo es el que es y tú decides que hacer con él. Ni te sobra ni tiene por qué faltarte, así que acabo de desterrar de mi vocabulario el "no me da la vida" que había sustituido a "no tengo tiempo". 

Ayer "jueves" empecé a aplicar las primeras nociones y el día fue increíble, tanto es así que de forma totalmente fortuita encontré una herramienta en el correo que además me va a ayudar a reducir el tiempo que dedico a las rutinas y poder dedicarme a mi proyecto profesional, y el tiempo de familia podrá ser de más calidad. 

Hoy, viernes, igual y todavía creo que queda mucho día por delante. Fuera llueve, dentro hay fuego en la chimenea. Repasaremos lecciones por si algo se ha "quedado en el tintero" y pondremos un poco más de sentido común a lo que hacemos. Ya he dado 5000 pasos y ninguno como "gallo sin cabeza". Feliz semana.


No hay comentarios:

Publicar un comentario